Tras el devastador paso del huracán María por Puerto Rico, las autoridades de la isla han asegurado que los daños son catastróficos. Simplemente no se sabe cuál será el siguiente paso en su oscuridad.
Uno de los principales problemas que tiene Puerto Rico para salir adelante es su endeudado gobierno, que llegó a suplir una administración totalmente en quiebra tras dos décadas de negligentes políticas de gasto basadas en el endeudamiento. Otro gran problema es el daño que tuvo su campo y granjas, principales proveedores de alimentos de la isla.
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Junto a esas increíbles problemáticas se suma que el 95 por ciento de la red eléctrica de Puerto Rico está frita y se estima una reparación que durará hasta seis meses. Expertos aseguran que con esta última problemática, una crisis de salud pública está en marcha, dejando a los 3.4 millones de ciudadanos que viven en la isla totalmente desamparados.
Sabiendo que la situación es muy difícil para la isla, Puerto Rico pidió ayuda financiera al Gobierno de Estados Unidos, pero el procedimiento para su aprobación y entrega parecen estancados. Apenas este lunes 2 de octubre, el presidente estadounidense, Donald Trump, cuestionó la ayuda que ha pedido Puerto Rico asegurando que las autoridades «quieren que se les haga todo».
Gracias a sus palabras y a la lenta reacción del gobierno estadounidense hacia Puerto Rico, medios y ciudadanos han criticado e inflado una polémica sobre esa lentitud que podría cobrarse en vidas humanas.
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Cientos de ciudadanos puertorriqueños han asegurado a medios no haber visto ningún personal del gobierno estadounidense repartiendo ayuda, sin embargo este domingo Trump insistió por Twitter que los equipos de respuesta federal –que incluye una docena de barcos y 10 mil funcionarios según el neoyorquino- están «haciendo un trabajo fantástico».
A pesar de la polémica que ya se ha levantado, Donald Trump tiene agendada para este martes una visita a la isla. Por su parte el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, señaló que lo importante es ayudar y trabajar para que todo regrese a la normalidad.
El camino para la recuperación es largo, pero los ciudadanos están conscientes de que esta catástrofe debe servir como un nuevo comienzo para no volver a caer en los mismos errores.
DATO: Durante muchos años la economía de Puerto Rico se basó en inversiones provenientes de empresas estadounidenses que disfrutaban de un estatus fiscal privilegiado, pero en 1993 el Congreso local votó para poner fin a las exenciones fiscales, lo que derivó en que la economía puertorriqueña dejara de crecer para pasar a una recesión.
A partir de ese momento miles de puertorriqueños comenzaron a abandonar la isla para buscar un mejor futuro, algo que creó una presión peor sobre la economía: menos gente significa menos ingresos fiscales para el gobierno.
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Al tener menos dinero, el mantenimiento de los servicios públicos disminuyó y en esta ocasión, la devastación causada por los huracanes ha tenido un impacto severo en la red eléctrica que no podrá ser resuelta por falta de dinero.
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