Eran las 10:30 de la noche y todo parecía transcurrir con tranquilidad cerca del Metro Taxqueña. Itzel regresaba de visitar a su papá cuando se vio sorprendida por un hombre que la amagó con un cuchillo frente a la gente que no movió un dedo para ayudarla. Debajo de un puente peatonal, abusó de ella.
Era la noche del 1 de junio. Mientras Itzel declaraba en el Ministerio Público de Coyoacán, a la una treinta de la mañana, Mara era golpeada en Tláhuac por un hombre que la dejó inconsciente. Después de eso, abusó de ella. Las dos, además de tener ese terrible común denominador, tienen otra cosa que las une: no supieron qué hacer después de haber sido abusadas sexualmente.
Sus abogadas aseguran que haber acudido al Ministerio Público fue una buena decisión, pero que lo primero que tienen que hacer es acudir con un médico para poder confirmar el abuso sexual, algo que pocas víctimas hacen.
*Foto: Prensa Libre.
Las primeras 72 horas son clave. En el caso de Mara, cuenta que los patrulleros la tuvieron sentada afuera de una tienda comercial, mientras esperaban trasladarla para levantar la denuncia. «Si ellos fueron así, no quiero saber cómo me van a tratar en el MP», contó la víctima al diario El Universal. La denuncia la hizo tres días después. Todo ese tiempo estuvo sin bañarse para que las pruebas no desaparecieran.
Karla Michel y Ana Katiria Suárez recomiendan denunciar el hecho ante el Ministerio Público, pero la atención médica debe ser primero. La institución a la que se acuda deberá poner en aviso a las autoridades en caso de confirmarse la violación.
*Foto: El Día.
Con esta estrategia, dicen las abogadas que las situaciones vergonzosas a las que son sometidas las víctimas se podrían evitar. Incluso, se indicó que la autoridad está obligada a seguir la NOM-046 de la Secretaría de Salud que prioriza la valoración psicológica. Deben de solicitar la pastilla de emergencia, retrovirales y antibiótico el mismo día del ataque, no más tiempo, como pasó con Itzel.
Karla Michel, abogada de Itzel, dice que «lo importante es que se atrevan a romper el silencio. Hay que dejar la vergüenza del lado del que debe estar: el de los secuestradores». Acudir primero con los servicios médicos para tener la prueba es el primer paso. El segundo es pedir los retrovirales a las autoridades sanitarias. La tercera y más importante: perder el miedo a la denuncia.
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