Durante los años 80 y 90 Colombia fue una autentica zona de guerra donde los cárteles de Medellín con Pablo Escobar y de Cali, con los hermanos Rodríguez, se enfrentaban para dominar el multimillonario mercado de la cocaína.
Fueron años llenos de violencia, muertes, corrupción y una increíble ingobernabilidad, pero todo parecía ir mejorando a raíz de la muerte de Escobar, el 2 de diciembre de 1993, y varios años después con la captura de los hermanos Rodríguez Orejuela, herederos del mayor tráfico de droga en Colombia. El problema es que ese mal nunca acabaría, los cárteles de droga sólo tendrían cambios generacionales que siguen surgiendo en pleno Siglo XXI.
*Foto: El Mundo
Es curioso ver cómo la historia suele repetirse. Pablo Escobar en su momento pactó una entrega simbólica con el gobierno del expresidente colombiano, César Gaviria, con la condición de que no fuera extraditado, pero también él podría construir su propia cárcel llamada “La Catedral”, lugar que lejos de ser una penitenciaría, sería un cuartel general lleno de lujos.
La vida se encargó de hacerle pagar sus negocios a Escobar, pero su relevo, el Cártel de Cali, no sería muy diferente. Aunque no existía una violencia desmedida como con “El Patrón”, los hermanos Rodríguez hicieron del negocio de la cocaína un emporio lleno de corrupción, mismo que llegaría a la presidencia del exmandatario Ernesto Samper.
Después de la captura de los hermanos Rodríguez, estos como Pablo Escobar, llegaron a un acuerdo con el gobierno donde se comprometieron a romper cualquier lazo con el tráfico de drogas y a señalar todas las propiedades confiscables financiadas, todo esto para que fueran excluidos de la lista Clinton, la misma en la que se encuentran los mexicanos Rafael Márquez y Julión álvarez.
*Foto: Slash Film
Esos dos “tratos” ocurrieron hace más de 20 años, pero como dijimos, la historia suele repetirse. Esta semana el Clan del Golfo, el cártel de narcotráfico más importante de Colombia en la actualidad, ha anunciado su intención de someterse a la ley, según ha informado el presidente Juan Manuel Santos.
«El pasado 3 de septiembre recibimos del jefe una manifestación expresa de la voluntad de acogerse a la justicia», indicó el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien enfatizó en todo momento que no se trataba de una nueva negociación política como la que terminó en noviembre del año pasado con la guerrilla de las FARC, o lo ocurrido en el pasado con el Cártel de Medellín y Cali. «No hay ninguna posibilidad porque son delincuentes y narcotraficantes».
De esa negociación se sabe que los miembros del Clan del Golfo solo podrán acceder a beneficios legales por colaborar con las autoridades.
*Foto: LA LENGUA CARIBE
Expertos aseguran que el trato se remonta al pasado pues incluiría la opción, dependiendo del tipo de acuerdo, que las autoridades legalizaran entre el 5 y el 10 por ciento de los bienes del Cártel para que pudieran tener una especie de “sustento” al salir de prisión.
Al día de hoy se calcula que el Clan del Golfo cuenta con una nómina de unos tres mil integrantes, entre hombres fijos y colaboradores a cambio de un sueldo.
«Por el momento no sabemos cuántos se someterían a la justicia ordinaria ni en qué condiciones», aseguró el vicepresidente de Colombia, Germán Vargas Lleras.
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