En México, el color negro es invisible
Su lucha ha sembrado resultados indispensables para el reconocimiento de las comunidades negras, pero también provocó uno de los momentos más incómodos en su vida como activista.
Cuando presentamos un decálogo de las personas afrodescendientes en el Museo Nacional de las Culturas Populares en Coyoacán, una señora empezó a insultarme junto a mis compañeros porque pensó que era extranjera. Esa situación que provocó conciencia sobre el racismo a las personas afrodescendientes.
Su tono de piel negro, el orgullo del cabello rizado, su sonrisa y exigencia por la visibilidad de los pueblos afromexicanos hace ruido en distintos sectores de la sociedad capitalina.
María Celeste Sánchez Sugía conoce la discriminación en todas sus etapas, desde la mirada clasista de un desconocido en la calle hasta del propio gobierno mexicano.
“Se empoderó y ahora teje sus sueños”. (Pintura: Arturo Laja)
La esclavitud y lucha
A sus 28 años de edad, para María ser una mujer afromexicana es sinónimo de lucha, de empoderamiento y de libertad, a pesar que el propio gobierno mexicano tardó más de 400 años en reconocer la existencia de los pueblos negros en el país.
El propio Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó en el 2015 tras contabilizar que el 1.5 por ciento de la población mexicana es afrodescendiente.
Falta mucho más trabajo, sin embargo esta cifra ofreció un dato para pedir el reconocimiento. Además, los encuestadores no preguntaron específicamente porque hacen falta más capacitación, y nos borran de la historia, es como si no existiéramos.
María lleva varios años en el activismos en favor de la visibilidad de las comunidad negras en México. (Foto: José Luis Martínez)
“Desconocía mis raíces”
Sus raíces negras fueron desconocidas gran parte de su vida, hasta hace tres años cuando inició una investigación a dentro de su familia, en las costumbres de los pueblos que vieron nacer a sus ancestros hasta auto reconocer que es una mujer afrodescendiente.
Mi mamá es de Guerrero, de un pueblo en la costa Chica que se llama Cuajinicuilapa. Este es una de las principales comunidades con población afrodescendiente, y mi tío es activista por los pueblos afro en el país.
Cuajinicuilapa es un municipio vecino con el estado de Oaxaca, junto con Veracruz, existen comunidades negras donde históricamente estos grupos fueron invisibilizados, desde en los censos hasta en la constitución, porque no existieron programas de apoyo ni derechos de protección a los afromexicanos.
En el marco del Día Internacional de la mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, más de 700 mil mujeres se reconocen como negras, afromexicanas y afrodescendientes, sin embargo, hay otras miles que desconocen esa información.
Hay muchas asociaciones, y es por eso que hay más autoreconocimiento de los afrodescencientes. A mí me hace sentir orgullosa de conocer mis raíces, antes sentía que algo me faltaba, y ahora mi identidad me hace sentir más completa, de mi cultura e historia.
“Aquí [México] hace falta educación para mostrar cuáles son nuestros orígenes, porque se habla de indígenas y españoles, pero se deja a esta población de lado”, finalizó.
Junto a varias organizaciones, buscan que existan apoyos reales para los grupos de afrodescencientes en México. (Foto: Cortesía)
La raíz, más de 400 años en un país sin apoyos
En México, la historia negra tiene una fuerza descomunal. Desde la colonia, un pueblo en Veracruz llamado San Lorenzo de los Negros fue la primer comunidad de negros liberados y reconocida por la Nueva España después de intensas batallas.
Un esclavo africano de la tribu Yang-Bara llamado “Yanga”, quien fue traído a México por la fuerza, se organizó con otros esclavos para liberar una guerra contra los colonizadores españoles. La batalla la ganaron los grupos negros, y a cambió se quedaron con un municipio sin persecución. Actualmente este municipio tiene el nombre de Yanga, y tiene una estatua en honor al primer libertador afrodescendiente.
Actualmente Sánchez Sugía estudia el doctorado en Ciencias Biomédicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sin embargo, emplea gran parte de su tiempo en el activismo como integrante de las organización Afrodescendencias México, Prevención de la Trata de Personas A.C., y México Negro.
Con dichos colectivos, María presentó el pasado 14 de junio del año pasado la entrega del “amicus curiae” a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), un documento en apoyo del reconocimiento afromexicano y afrodescenciente en la Constitución de la Ciudad de México.
*Fotografía de portada por Sergio Solares y Carolina Cid.
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