En algunas partes del mundo, la marihuana medicinal ya pasó de moda. La comunidad científica ahora se enfoca en comprobar los beneficios que pueden tener las drogas psicodélicas, específicamente, como un nuevo tratamiento para determinadas enfermedades mentales e incluso el cáncer. La legalización empieza a tomar un nuevo rumbo.
La Sociedad Psilocibina de Oregon, Estados Unidos, está promoviendo una medida para que en el año 2020, el estado se convierta en el primero del país en legalizar la psilocibina, el ingrediente activo de los hongos psicodélicos, para su uso terapéutico. El objetivo es que las autoridades regulen el cultivo y consumo tal y como sucedió con el cannabis.
Desde el año pasado, se han difundido decenas de estudios en publicaciones científicas que comprueban los beneficios que las sustancias psicodélicas (específicamente los hongos y el LSD) en el tratamiento de enfermedades mentales como la depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, adicciones y muchas otras. Incluso, se ha demostrado que es eficiente en pacientes con cáncer.
Uno de ellos, publicado a finales del año pasado en la Revista de Psicofarmacología, reveló que cuando la psilocibina se usó como tratamiento para pacientes con cáncer avanzado, estos tuvieron una reducción “marcada” en sus niveles de ansiedad y depresión, además de incrementar la positividad.
Incluso, seis meses después del tratamiento, aproximadamente el 80 por ciento de los participantes del estudio “no regresaron a su estado inicial”. El objetivo, desde entonces, era que los hongos se convirtieran en un tratamiento para contrarrestar la angustia psicológica y existencial producida por el cáncer.
Al respecto, el terapeuta Tom Eckert, quien lidera el grupo que está promoviendo esta nueva legalización en Oregon dijo para Vice que la psilocibina podría ser beneficiosa para sus pacientes, particularmente aquellos que han sido víctimas de violencia doméstica. En esencia, apoyan la idea de que los tratamientos psicodélicos podrían convertirse en el nuevo modelo de salud mental.
Otro estudio, publicado en Fundación Beckley reveló que la psilocibina también podría funcionar como un tratamiento para cesar la adicción al cigarro, pues el 80 por ciento de los pacientes que recibieron una dosis de la sustancia activa no volvieron a fumar un cigarrillo durante los seis meses que siguieron al experimento.
Y todavía otro texto científico, publicado en The Lancet Psychiatry asegura que la psilocibina, “receptor de serotonina que actúa naturalmente en los hongos mágicos”, podría servir como un tratamiento eficaz para la depresión.
La serotonina funge como neurotransmisor en la inhibición de la ira, la agresión y el sueño, entre otros impulsos y dicha capacidad de frenar esos efectos negativos se relacionan directamente con la depresión. Aunque la enfermedad como tal no logró erradicarse, los efectos más dañinos para los pacientes y para las personas que los rodean sí disminuyeron significativamente.
Tal y como está sucediendo en Oregon, cientos de personas alrededor de Estados Unidos y en todo el mundo están iniciando movimientos para que la comunidad científica se interese más por estas sustancias psicodélicas y que, poco a poco, se vaya plantee una posible legalización.
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