Miedo. Incertidumbre. Terror. Estos son los sentimientos que las mujeres experimentan cuando les dan la noticia de estar esperando un hijo que no tenían planeado o al que no pueden darle la vida que un nuevo habitante de este planeta se merece.
Esos mismos sentimientos llegaron a una joven de Texas, en Estados Unidos, que no tenía cómo costearse un aborto. En noviembre del 2016 compró un medicamento anticonceptivo pero no tenía idea de cómo utilizarlo. Declaró al diario The Guardian que hubiera preferido tener asistencia de un experto antes de haberlo hecho ella sola.
Esta historia la leyó Susan Yanow, portavoz del grupo de defensa internacional Women Help Women, quien a través de la página Self Managed Abortion, Safe and Suported, SASS (abortos autogestionados, seguros y con apoyo) decidió ser quien asistiera a las mujeres que tenían la intención de abortar pero no sabían cómo hacerlo desde casa.
Las investigaciones apuntan que mujeres en la frontera entre Estados Unidos y México están utilizando un medicamento llamado misoprostol, el cual puede ser adquirido en farmacias de Centroamérica sin receta médica. Los establecimientos médicos en Estados Unidos no lo venden salvo en algunas clínicas. Con el acceso al internet, las indicaciones para tomar este medicamento y abortar son claras así que la diferencia la quiere marcar SASS, siendo el enlace de las mujeres estadounidenses con asesores que les digan paso a paso lo que tienen que hacer para abortar en casa.
Lo que provoca el misoprostol es que el útero se contraiga y de esta manera se expulse el contenido. Los asesores de SASS están entrenados por profesionales médicos para apoyar en tiempo real a las mujeres que quieran usar este medicamento y que desde casa deseen abortar y que, además, por miedo al tratamiento que hacen del tema en Estados Unidos, no lo pueden hacer libremente.
Otro de los objetivos de SASS es que si el problema es el dinero, intentan contactar a las mujeres con instituciones que las apoyen con fondos para ser asistidas en alguna clínica.
El trabajo primordial de Women Help Women es proveer de píldoras abortivas y de sus instrucciones a las mujeres de otros países que no sean Estados Unidos. A través de SASS lo que quieren no es promover las faltas a la salud. Diseñaron la página de tal modo que las conversaciones entre asesores y mujeres puedan ser eliminadas en siete días, además de alojar sus servidores en el extranjero para evitar problemas judiciales en Estados Unidos.
Desde que Donald Trump llegó a la presidencia, la cantidad de miedos van en aumento. Pese a que en el país de las barras y las estrellas está permitido el aborto, existen leyes explícitas contra este derecho que tienen las mujeres en territorio norteamericano, mismas que provocan que busquen abortar de manera práctica y sencilla en casa y con medicamentos que puedan adquirir de manera fácil y sin prescripción. Los asesores también están capacitados para dar información a las mujeres sobre cómo reconocer las posibles complicaciones que pueda traer el abortar en casa.
Las organizaciones pro-vida piensan que esas complicaciones son suficientes para evitar que organizaciones como Women Help Women y su página pro aborto SASS sigan funcionando sin que les caiga el peso de la ley encima.
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