“Que Dios te bendiga a ti también”, dice el sacerdote androide mientras sus manos con palmas abiertas hacia afuera se encienden. Esa es una verdadera mano iluminadora y santa. Dichosos sean los que reciben la confesión del primer padre robot del mundo, el sacerdote mecánico que llegó para revolucionar la forma de impartir misas. A los ortodoxos no les gusta esto.

“Bless U-2” (bendiciones a ti también) es el nuevo artificio religioso absolutamente ecléctico. Oferta una voz masculina o femenina para que los pecadores reciban la bendición, una opción que no se ofrece en ningún templo. Piensa en las necesidades individuales y no colectivas, como sucede durante las ceremonias tradicionales: les pregunta con esa voz mecánica qué bendición requieren.

En ambos casos, los usuarios seleccionan la opción deseada del vientre del padre. Entonces él eleva sus manos con un ruido similar al que emite una licuadora, sus manos se iluminan y sus cejas se mueven al compás de la entonación: “Que Dios te bendiga y te proteja”, dice. Al final baja los brazos metálicos y se despide.

La misa de la era de la Inteligencia Artificial impartida por un rockstar devoto, encargado de conmemorar los 500 años de la Reforma de Martin Lutero en Alemania. El androide también es políglota, ofrece el sacramento en cinco idiomas (alemán, español, polaco, inglés o francés) y llegó para retar nuevamente a las tradiciones religiosas preestablecidas y rígidas.De acuerdo con The Guardian, el padre-robot forma parte de una exhibición armada para celebrar el aniversario del inicio de las reformas a la Iglesia en toda Europa. “Medio milenio después, el robot tiene las intenciones de desatar un debate acerca del futuro de la Iglesia y del potencial de la Inteligencia Artificial”.

Un miembro de la iglesia protestante, Stephan Krebs, dijo para el diario inglés que querían que las personas consideraran si es posible recibir la bendición de una máquina o que si es necesario que un humano lo haga. Esto podría desatar un debate a nivel internacional, pero al final, las palabras, el “contenido” vital de la bendición y de las oraciones sacras son las mismas aunque las enuncie una máquina.

Krebs asegura que esa es la idea, precisamente: generar un debate, pues los transeúntes están curiosos, “divertidos e interesados”. Todos se han dejado llevar por el nuevo mecanismo de consagración, aunque “dentro de la iglesia algunas personas piensan que queremos reemplazar a los pastores humanos con máquinas. Los más ortodoxos son los más críticos”, explica.

Sea como sea, este nuevo robot es algo histórico para los creyentes de todo el mundo y de la fe católica.

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