La figura de Elon Musk y su dedicación laboral son emblemáticas de la llamada hustle cutlure, que se puede traducir como “cultura del ajetreo”, un fenómeno que ha sido objeto de críticas crecientes debido a los efectos nocivos que puede tener en la salud mental y física de los individuos.
La cultura del ajetreo celebra el trabajo constante y el esfuerzo incansable, y está firmemente arraigada en la mentalidad empresarial contemporánea, al ser idealizada por muchas personas que aspiran a tener carreras exitosas. Sin embargo, esta cultura también tiene su lado oscuro.
Durante la cumbre del CEO Council organizada por The Wall Street Journal (vía Merca 2.0), Elon Musk habló de cómo divide su tiempo de trabajo entre SpaceX, Tesla y Twitter. Musk, que añadió Twitter a su portafolio laboral en noviembre de 2022 tras adquirirla por US$ 44 mil millones y autodesignarse como CEO, describió su agenda como “muy larga y complicada”. Aunque próximamente Linda Yaccarino lo sustituirá, él todavía se encarga de dirigir la empresa.
Este frenesí de actividad, que ha llevado a que sus empresas se entremezclen y ha afectado negativamente el valor de las acciones de Tesla y Twitter, es un ejemplo de la dañina cultura del ajetreo.
¿Qué es la cultura del ajetreo que promueve Elon Musk?
La cultura del ajetreo, es un término moderno que hace alusión a una forma de vida en la que se busca el éxito a través de la dedicación incansable al trabajo. En teoría, esta cultura podría parecer productiva y admirable. No obstante, en la práctica, resulta perjudicial tanto para los individuos como para el ambiente laboral en general. La adopción de esta cultura por parte de Elon Musk es notoria. Sus largas horas de trabajo han sido la norma, y ha admitido públicamente que esto ha tenido un costo en su vida personal.
Ya en 2018, en entrevista con el New York Times, Musk describió su año anterior como “intolerable” y reconoció que fue “a expensas de ver a mis hijos” y del uso de medicamentos para dormir. A pesar de estas revelaciones y las advertencias sobre los riesgos para la salud causados por el exceso de trabajo, Musk mantiene su ritmo de trabajo agotador.
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Esto ha llevado a preguntarse a algunos: ¿Cómo es posible mantener tal ritmo de trabajo? ¿Es Musk una excepción a la regla que la gente debería emular? Sin embargo, los estudios que se han realizado no respaldan la cultura del ajetreo. En palabras de Els van der Helm, cofundadora de una compañía que ayuda a las empresas a entrenar a sus empleados para dormir mejor (vía Los Angeles Times) “la ciencia no respalda algo así”.

Las nefastas consecuencias de imitar a Elon Musk
A pesar de estas preocupaciones, la cultura del ajetreo ha proliferado, particularmente entre los millennials. En la actualidad, está marcando la norma para cada vez más personas en la fuerza laboral. Se ha convertido en un estándar para medir la productividad y el rendimiento, y ha sido adoptada tanto por individuos como por empresas. Pero los costos de esta cultura son altos.
Un estudio publicado en Occupational Medicine (vía) mostró que “el tiempo de trabajo estaba significativa y positivamente correlacionado con una posición corporativa más alta”. Sin embargo, también encontró que esas mismas personas exitosas “tenían significativamente más síntomas de depresión y ansiedad y peor calidad de sueño”. Concluyó que “las horas de trabajo más largas se asocian con un peor estado de salud mental y un aumento de los síntomas de ansiedad y depresión”.
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El coste de la cultura del ajetreo puede ser incluso fatal. En Japón, país conocido por su cultura laboral intensiva, se han registrado casos de muertes por exceso de trabajo, conocidas como “karoshi”. Este fue el caso de la periodista japonesa Miwa Sado, que murió en 2013 a los 31 años, por un ataque al corazón, luego de trabajar 159 horas extras, y sólo descansar dos días el mes previo a su fallecimiento. Otros miles de casos incluyen suicidios y colapsos nerviosos.
En 2018 Musk publicó un tuit que decía: “hay lugares de trabajo mucho más fáciles, pero nadie cambió el mundo trabajando solo 40 horas a la semana”. El magnate, a pesar de su éxito y su adicción al trabajo, no es un buen ejemplo a seguir.