Todo es risas y diversión hasta que, en la cena de amigos de fin de mes, alguien saca el tema de pagar la renta y, entonces, adiós vino y pasta con carne; hola paketaxo y bacacho.
Aspirar a vivir en la romacondechi, narvartedelvalle y centrojuárez ya no está resultando tan bien como antes, cuando no había que desembolsar hasta el 60 por ciento del sueldo en pagar la renta de un depa o cuartito cerca del trabajo y la vida social.
Puede haber perspectivas y bolsillos que soporten altas rentas, pero en general, el panorama es desolador. Y es que según datos de algunos portales de inmuebles, si quieres vivir en la del Valle Sur y Norte, tendrás que pagar más de 11 mil pesos al mes, sin contar otros servicios. Y ni hablar de la Condesa, donde el promedio de renta mensual está en 17 mil pesos.
¡Es la gentrificación! Brindan y maldicen los degustadores improvisados de Sabritón con Coca. Y sí, el urbanista Enrique Soto, coordinador de la Maestría en Gestión Urbana y Políticas Públicas, lo confirma.
“Es cuestión de perspectivas. Los mercados inmobiliarios se mueven bajo el esquema de oferta y demanda. No es un asunto de señalar qué es caro o no lo es, se trata de regulación de renta y venta de inmuebles, y si alguien está dispuesto a pagarlo, no hay mucho qué valorar. La gentrificación no es un asunto exclusivo de la CDMX, y es imparable cuando las ciudades crecen sin condiciones de servicios públicos e infraestructura. Justo nuestra ciudad es el mejor ejemplo, pues su periferia está muy poco servida desde la perspectiva urbanística; los mejores servicios como hospitales, escuelas, transportes, están dentro de la ciudad, así que no hay forma de evitar el fenómeno de revalorización del suelo”.
En la cena, que terminó siendo reunión con bebida de tetrapak, está Ileana, una fotógrafa que forma parte de la generación de millennials que ha optado por el freelance y a las que cada vez convence menos la idea de alejarse de su centro de juntas de trabajo. Ella vive en la Del Valle y se sabe privilegiada pues ha conseguido tener un departamento de dos habitaciones para ella sola —bueno, ella, su perro y su gata—. “Sí me lleva la mitad del sueldo pero vale la pena por vivir a mis anchas”. Pone el ejemplo de lo que no quiere con los vecinos del piso de arriba, dos argentinos, un español y una mexicana (como en los chistes de “entrar al bar”), quienes comparten un depa de tres recámaras y, hasta le han dicho, entre broma y broma, vivir en la miseria no es suficiente, además, tenemos que pagar renta. Porque sí, la comodidad cuesta en zonas “gentrificadas”, término que algunos especialistas no endulcoran y llaman: segregación.
Cortesía Ileana Castello.
La gentrificación no es otra cosa que gente con dinero que empieza a ganar espacios mejor localizados en zonas céntricas con servicios adecuados.
Como urbanista, Soto añade que no hay postura a favor o en contra, pues lo que es importante observar es que se generan mezclas socioculturales interesantes. Además de que se provoca una regeneración de servicios en zonas poco favorecidas, y apunta que las condiciones laborales actuales la fomentan. Así que gentrificación habrá para rato.
Pero vamos a los precios (depas de 65m2), según datos de Homie, un sitio de renta y venta:
Polanco está en 17,692 pesos promedio; Condesa, 17,125 pesos; Del Valle Norte 11,804, y Sur 800 pesos menos. Según el mismo sitio, hay cerca de 460 mil propiedades para rentar en la ciudad, y el 30 por ciento de ese número se concentra en la delegación Cuauhtémoc, el 18 por ciento en Santa Fe y el resto en Polanco, Lomas de Chapultepec y otras colonias.
Los números explican por qué la conversión de casas de 400 metros cuadrados de los años cincuenta en estas colonias, que podrían alojar a una o dos familias, hoy son convertidas en bloques de departamentos de 65 metros, donde la renta se puede pagar hasta entre cuatro.
Según los datos de oferta y demanda, y la perspectiva urbanística, la gentrificación es y será un círculo vicioso que no tendrá fin en las próximas décadas. Así que si estás en la transición de dejar la casa de tus padres, de un nuevo empleo o de aspirar a una mejor calidad de vida, más vale que te prepares con frases de amor para el casero o la inmobiliaria.
— Te amo.
— Pero esto es un cuarto de azotea, no un “depa tipo loft New York”.
— ¡Cállate! Son dos meses por adelantado y no se permite respirar fuerte después de las 9pm.
— ¿Acepta perros? ¿Dónde firmo?