El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, canceló la prohibición de la importación de cabezas y cuernos de los elefantes asesinados por cazadores de trofeos estadounidenses, lo que pone fin a la ley de Obama que en 2014 lo impedía. Esto acelerará considerablemente la extinción de los elefantes.
Estas nuevas reglas facilitarán la caza de elefantes, principalmente en Zambia y Zimbabwe, sin importar que esta especie sea considerada por la Ley de Animales en Peligro de Extinción como un ejemplar amenazado, según informes del Foro Africano de Consulta sobre la Vida Silvestre en Tanzania y el Safari Club International.
Es sabido que los Trump son aficionados a los safaris y a la caza de especies en peligro de extinción. Los hijos del presidente, Donald Jr. y Eric, han publicado en Internet fotografías con elefantes muertos, antílopes y grandes felinos, la mayoría de las cuales salieron a la luz después de una expedición que hicieron a Zambia en el 2012. En su defensa, Donald Jr. dijo que la carne del animal que él cazó sirvió para dar de comer a una aldea de nativos en la sabana africana.
Precisamente en este país africano, la población de elefantes disminuyó de 200 mil en 1972 a tan sólo 21 mil en 2016, mientras que en todo el continente africano quedan 350 mil ejemplares viviendo en su hábitat natural, de acuerdo con el censo de elefantes que realiza Great Elephant Census.
No solamente la élite rica de la sociedad estadounidense se divierte asesinando animales en su hábitat natural, también algunos funcionarios del gobierno de Zimbabwe fueron acusados por organizaciones protectoras de animales por participar en la caza furtiva de elefantes y la exportación ilegal de colmillos.
Por su parte, el presidente de la organización internacional que vela por los derechos de los animales, Human Society de Estados Unidos, Wayne Pacelle, dijo a la CNN que no pueden controlar lo que pase en países extranjeros como Zambia o Zimbabwe, pero lo que sí pueden hacer al respecto es restringir y obstaculizar las importaciones de partes de animales asesinados.
Otra activista que lucha por la defensa de los elefantes en áfrica, es Chelsea Clinton, hija del expresidente Bill Clinton y de la excandidata demócrata Hillary Clinton, quien desde hace años lucha junto distintas organizaciones ambientales por una iniciativa que en 2013, a través del Clinton Global Initiative, donó 80 millones de dólares para la protección de los elefantes.
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