La terapia de células para curar el Parkinson, podría ser la opción posible para erradicar la enfermedad en millones de pacientes en el mundo.
Científicos especializados en dicha enfermedad, suponen haber encontrado una manera de tratarla e incluso de revertirla, construyendo células de reemplazo para reparar las secciones dañadas del cerebro.
Pruebas aplicadas a ratones que presentan síntomas parecidos al Parkinson, comprobaron que la terapia médica propuesta alivia las condiciones, métodos que han sido expuestos en publicaciones de la talla de revistas científicas como Nature Biotechnology, donde consideran que los avances son prometedores, a pesar de la etapa temprana en la que se encuentran; sin embargo, los investigadores involucrados aún tienen que comprobar que la aplicación del tratamiento sea segura, donde las células construidas —que comienzan su vida como astrocitos—, puedan funcionar como neuronas de dopamina perdidas en el Parkinson.
El papel de los astrocitos en el sistema nervioso central
Como parte del tejido nervioso, los astrocitos son organismos complejos que tienen como tarea un sinnúmero de funciones clave para la actividad nerviosa, además de provenir de células encargadas de conducir la migración de precursores durante el desarrollo, mejor conocido como glía radial, emergiendo durante sus primeras etapas de desarrollo en el sistema nervioso central.
Igualmente, los astrocitos están relacionados tanto con neuronas, como con el resto del organismo, ¿imaginas el gran trabajo que tienen los especialistas encargados de conectar las nuevas células cerebrales con los aspectos básicos de las funciones neuronales?
Tan sólo considera en funciones neuronales entrelazándose alrededor de cada neurona para formar una red de soporte, donde la silueta de los astrocitos se asemeja al de una estrella, gracias a su gran cantidad de prolongaciones (pies irradiados de los cuerpos de las neuronas).
Falta de dopamina: origen del Parkinson
La muerte de ciertas células del cerebro provocan el mal del Parkinson, impidiendo el óptimo control y coordinación del cuerpo de quienes la padecen, donde temblores, dificultad para caminar o incluso moverse, son impedimentos truculentos.
Para que las neuronas funcionen bien, necesitan de la dopamina como químico cerebral, a fin de poder controlar el movimiento muscular; de morir, pierden el control y con ello la comunicación con los músculos no puede llevarse a cabo, empeorando paulatinamente.
Calificado como un mal hereditario, el Parkinson se presenta más en hombres que en mujeres, por lo regular después de los 50 años, aunque también se presenta en jóvenes y es muy raro en niños.
Hasta la fecha no se sabe cuál es la causa que provoca la muerte de estas células, muerte que a lo largo de los años y para control de la enfermedad se han recetado medicamentos aún estériles en la erradicación del Parkinson.
Por la misma razón, los científicos especializados en la materia han buscado maneras de reemplazar las neuronas dopaminas dañadas inyectando nuevas al cerebro; a pesar de ello, los equipos más recientes en materia de implementación del método han revolucionado el enfoque, mismo que no requiere de un trasplante de células.
Posible cura para el Parkinson: un buen cóctel
Un cóctel de pequeñas moléculas para reprogramar células ya presentes en el cerebro, donde los astrocitos humanos se mezclan, además de producir células que se asemejan mucho a las neuronas de la dopamina: el mix perfecto.
Expertos y académicos en neurociencias de la Universidade de Reading en Inglaterra han declarado que este tipo de trabajos tienen gran potencial, además de ofrecer a futuro una posible terapia que no sólo permeé si no que también erradique la enfermedad.
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