A sus 27 años de edad y después de haber llevado una vida común y corriente, Johana Watkins, ahora de 29 años, contrajo una de las enfermedades más raras que existen en el planeta llamada Síndrome de Activación Mastocitaria.Recluida en la habitación principal de su casa en Minneapolis, Estados Unidos, la joven estadounidense vive lejos de la luz solar entre ventanas selladas, paredes recubiertas de plástico y purificadores de aire.“Es una condición inmunológica por la que los mastocitos —un tipo de glóbulos blancos que sirven como una alerta temprana en caso de lesiones o infecciones y que causan inflamaciones en el área afectada— liberan de manera inapropiada y excesiva químicos que ponen mi cuerpo en estado de guerra constante”, Watkins dijo en una entrevista para el canal de noticias Fox, acerca de su raro desorden inmunológico, la cual la volvió alérgica, literalmente, a todo.
Su cuerpo presenta una serie de malestares crónicos: erupciones en la piel; problemas respiratorios, cardiovasculares, neurológicos, entre muchos otros.
“El enemigo lo es todo, lo somos todos. No puedo acercarme demasiado. No puedo abrazarla de manera segura. No puedo abrazarla sin lastimarla”, aseguró Scott Watkins el esposo de Johanna.Su médico, Dr. Lawrence Affron, a quien conoció tras visitar a más de 34 distintos especialistas cuando Johanna comenzó a desarrollar los primeros síntomas, comenta que la enfermedad es muy complicada y puede presentarse con múltiples variantes en diferentes casos: fibromialgia, síndrome de intestino irritable, síndrome de fatiga crónica, entre otros.El médico señala que es posible que entre el 1 y el 15 por ciento de la población mundial (entre cerca de 75 mil y mil cien millones de personas) padecen este síndrome.
Además la enfermedad es relativamente nueva. Hace nueve años se diagnosticó por primera vez, lo que hace raro que se enseñe en las escuelas de medicina.
Johanna es tan sensible a todo que puede percibir hasta los cambios más ligeros en la atmósfera, la más tenue luz del sol e incluso aparatos electrónicos como las cámaras.
“Puedo sentir cómo mi cuerpo entra en modo de ataque. Se siente como si mi cuerpo librara una guerra contra sí mismo. Mi garganta se cierra automáticamente. Se siente parecido al ahogamiento que hace Darth Vader”, comentó Johanna en la entrevista para Fox.
Así, la mujer a la que le “duele vivir” y cuyo sistema inmunológico obliga a permanecer encarcelada en una habitación, pasa sus días leyendo libros y rezando, mientras enfrenta la batalla de la soledad, el aislamiento, la enfermedad y el dolor.
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