Como consecuencia de la observación del Universo, para las culturas perhispánicas lo femenino se asociaba con la germinación, el agua, el frío, la oscuridad, la debilidad y la muerte, mientras lo masculino con la maduración, el fuego, el calor, el cielo, la fuerza y la vida. Integrada por más de 180 piezas prehispánicas de cerámica, piedra y concha, se inauguró la magna exposición Semillas de la vida: sexualidad en occidente, en el Museo del Templo Mayor.
Esta exposición muestra una concepción de la sexualidad en la cual lo opuesto sirve de complemento; refleja la concepción del cuerpo y la sexualidad de los pueblos prehispánicos de los actuales estados de Michoacán, Colima, Jalisco y Nayarit, región que formóparte del antiguo occidente mesoamericano.
La exposición está integrada por cerca de 200 piezas que muestran el cuerpo femenino y masculino de una forma natural, quedando al descubierto las relaciones afectivas de los antiguos pobladores. La exposición se divide en núcleos: El cuerpo y su desnudez, el género y el rol social, Mujer y fertilidad, Un mundo dual, Sepulturas como reflejo de la dualidad sexual, El hombre y el culto fálico, Simbolismo de lo femenino y La Conquista y el cambio. Las piezas datan de 500 y 200 años aC hasta el posclásico, durante la llegada de los españoles.
El arqueólogo Daniel Ruiz Cancino, curador de la exposición, afirma que la sexualidas “es un tema delicado en cuanto a interpretación, que debe ser abordado de manera bastante cauta para no caer en aseveraciones que no van, aseveraciones poco científicas”. Dijo que el estudio de la sexualidad en las culturas prehispánicas sigue siendo poco profundizada. Siempre ha estado presente el cuerpo como parte de la cosmovisión, como sexualidad se ha abordado en diferentes etapas de la historia de la arqueología, se menciona pero nunca se profundizó”.