El pueblo de Wirrarika, en la comunidad de Real de Catorce ubicado en el céntrico estado mexicano de San Luis Potosí, pide poner un “hasta aquí” a las personas que se hacen pasar por huicholes para saquear el peyote de sus tierras. Se visten como si fueran realmente miembros de la comunidad para poder esa planta sagrada y venderla a personas ajenas para que estas hagan negocio en Estados Unidos, aunque esto sea una actividad ilegal.
“Lo lamentable es que hasta el propio pueblo huichol ha traído gente ajena para comercializar el alucinógeno”, dijo Margarito Díaz González, un miembro de la etnia huichol proveniente del estado de Nayarit en entrevista para el periódico Pulso. “Hay intereses económicos de por medio, nosotros hemos tenido este tipo de problemas porque no se han podido controlar la depredación”.
Además dijo que la Procuraduría General de la República en el estado de San Luis Potosí ya está informada de lo que sucede en Real de Catorce, un lugar que ellos consideran como “sagrado”; las personas de la comunidad de wirrarika han insistido para que las autoridades vigilen todos los accesos al lugar en donde se produce el peyote para evitar que continúen con el saqueo.
También acusó que este saqueo atenta en contra de los ritos sagrados de los wirrarikas; denunciaron que incluso hay chamanes (marakames, como ellos los llaman), que antes servían como guías para los viajes espirituales y ahora son más bien orientadores para que las personas ajenas a la comunidad sepan cómo cortar el peyote desde la raíz, a pesar que hacerlo de esa forma provoca que muchas veces la cactácea ya no vuelva a crecer.
El huichol entrevistado por Pulso dijo que hay personas que son ajenas a esa etnia que utilizan la vestimenta tradicional para entrar a la comunidad e incluso participar en los rituales, pero han sido descubiertos cuando se dan cuenta que no saben hablar la lengua de los wirrarikas.
Según la tradición, el peyote sólo puede ser llevado por los peregrinos que van al centro ceremonial en el cerro de El Quemado y sólo los marakames son las únicas personas que tienen el secreto para rezar y hacer que la planta sagrada se reproduzca.
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