El estadounidense Duke Schneider fue miembro del Movimiento Socialista Nacional durante ocho años, con marcada devoción hacia Adolf Hitler y con el compromiso de dirigir un grupo de neonazis desde su casa, en Brooklyn.
Su historia, que cuenta en un artículo The New York Times, narra que fue un luchador profesional apodado “Pitbull” y que también trabajó como guardia en la prisión de la isla Rikers.
Era orador en mítines nazis en todo Estados Unidos, así como consejos a pequeñas agrupaciones, como una de Arizona que siempre lo telefoneaba para pedirle su consejo. Pero, acostumbrado a razonar sus ideas y pensar en sus ideales, en alguna introspección recordó a una vieja amiga: Catherine Boone, una mujer de raza negra.
Ahora convertida en su esposa, la mujer se dedicaba a la salud e incluso, fue una personalidad de la televisión de paga. Según el antes ferviente seguidor de las enseñanzas de “Mi lucha”, él y su mujer no discuten por nada.
Su uniforme de la SS aún permanece con él, aunque en una bolsa de basura en el ático de su casa. Duke Schneider aseguró que no ingería bebidas alcohólicas ni violó las leyes, pero se describía a sí mismo como “uno de los hombres más malvados que jamás hayan vivido. No era un hombre de Dios, era un hombre de Satán que servía a Hitler”.
A sus 66 años, el exluchador que a veces es interceptado en las calles para pedirle un autógrafo, trabaja como vigilante en una sinagoga con judíos ortodoxos, quienes en época de frío le llevan sopa caliente. Es un gesto que lo conmueve.
Se integró y lideró a los neonazis por falta de cariño en su casa. Su padre los abandonó y su madre siempre lo culpó de la ausencia, además que otro familiar siempre le dio golpizas.
El ideal de una raza superior lo sedujo, siempre veía documentales sobre Hitler y un día quiso ser “tan fuerte como ellos”. Pero la simpatía con Boone, quien además requería protección privada por un exnovio que la acosaba, pudo más que sus ideales racistas.
Pero en 2012, una noticia sobre su salud le cambió la vida: los médicos le encontraron un tumor cancerígeno en la garganta. Conmocionado por sentirse cerca de la muerte, Duke Schneider fue a redimirse a la iglesia de su esposa.
Habló con el pastor de la comunidad, asistió un domingo a misa y frente a la congregación confesó todas sus acciones y se arrepintió. Luego de realizarle análisis concluyeron que el tumor era benigno. La pareja asegura que se trató de un milagro.
Al salir del hospital y mejorar su salud, se casaron, las fotografías de su boda las subió el pastor a una cuenta de Facebook y las imágenes llegaron a manos del Movimiento Nacional Socialista.Por todo Estados Unidos grupos de nazis lo atacaron, pero para Duke Schneider ya sólo importaba una cosa: que sus antiguos compañeros supieran que esa mujer negra era su esposa y que estaba renunciando al nacionalsocialismo.
De acuerdo al artículo, el neonazi cambió las enseñanzas de “Mi lucha” por los pasajes de “La Biblia”.
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