Desde el 4 de septiembre de este año, científicos de la NASA registraron por lo menos siete emisiones de radiación de alta intensidad, entre ellas la más potente de la década que, según el Laboratorio de Astronomía de Rayos X del Sol adscrito al Instituto Físico Lébedev de la Academia de Ciencias de Rusia, alcanzó una fulguración de intensidad de X9.3; lo que significa mucha radiación magnética.
Los ciclos solares se miden cada 11 años desde 1755, por lo que según esta medición estamos en el ciclo solar 24, que comenzó en 2008. Desde 2011 no se veía una llamarada tan fuerte, misma que en ese momento registró X6.9. Las X se refieren a los picos de flujo más potentes, con sus respectivos números. Y debajo de esta medición están las fluctuaciones comunes o bajas que se clasifican como M, C, B y A.
Las consecuencias de esta alta fulguración podrían afectar las telecomunicaciones, voltajes, desorientación en animales, etcétera.
*GIF: NASA/SDO/Goddard
¿Pero esto es nuevo? Por desgracia, no. En 2003 se registró una llamarada clase X40, antes, en 1989, hubo una X20, y la tormenta solar llamada Evento Carrington en 1859, la cual provocó cortocircuitos en telégrafos, incendios y auroras en zonas de media y baja latitud como Cuba, España y Hawái.
Pero regresando a las más recientes, datos del Observatorio de la Dinámica Solar de la NASA, confirman que el comportamiento de las últimas semanas del Sol es inusual, ya que se supone que a esta altura del ciclo solar actual debería estar disminuyendo para llegar a su fin en 2019.
Para tranquilidad de muchos, la plataforma especializada Gizmodo preguntó al director del Observatorio de Altas Altitudes del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas estadounidense, Scott McIntosh, sobre los sistemas magnéticos y las manchas solares, y éste dijo que no es para alarmarse, pues todo se trata de regiones de campos magnéticos que generalmente están al norte y sur del Sol, y de repente se mueven al Ecuador.