El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, ya lo aceptó: la posibilidad de que Estados Unidos abandone el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) «existe y es alta», por eso es que hay que «estar más que listos para un plan B».
Al paso de un par de semanas de tensión y especulaciones ante el acuerdo comercial entre Canadá, Estados Unidos y México, mucho se mantiene en el aire, pero una cosa es cierta: de Donald Trump todo puede esperarse.
Y es que si el proceso de modernización no avanza o lo hace con notables desventajas para México, «la negociación tiene que tener un plan alternativo, claro y pragmático», dijo tajante Guajardo este martes en el Senado, donde además añadió que el objetivo de México es diversificar su fuerza comercial, para lo que, por supuesto, ya se están volteando a ver otras opciones comerciales más allá de Estados Unidos.
Ante lo atípico de las negociaciones por las imprudencias de Trump en Twitter y la presión que estas ponen al acuerdo, surgen las preguntas de pánico: ¿qué va a pasar con México? ¿Quién podrá defendernos? ¿Todos nos vamos a morir?
Hasta este punto el escenario es incierto, pero se puede estar preparado, por lo menos así nos lo aclaró la Maestra en Ciencias Económicas, Violeta Rodríguez del Villar, quien afirma que aunque Estados Unidos se retire del TLCAN y el tratado se rompa, no significa que se rompan todas las relaciones comerciales:
«Hay que tomar en cuenta que los dos países pertenecen a la Organización Mundial del Comercio (OMC), y ese solo hecho los compromete a ciertos beneficios en materia de impuestos, lo que quiere decir que están obligados a darse el menor arancel que tengan impuesto para cada bien en intercambio».
Ambos países tienen una estructura productiva muy integrada y funcional, y que por decreto no se rompe. En caso de que sí, se entraría en un proceso de largo alcance cuyo propósito sería ser independientes en términos comerciales.
Romper el TLCAN tampoco implica que no se estaría dentro de un marco regulatorio de precios y beneficios. Así que si Estados Unidos rompe tooodo lazo comercial con México, también tendría que salirse del OMC, que involucra a otros países y no de un día para otro.
Viéndolo por el lado amable, a México le conviene establecer relaciones comerciales con otras economías para diversificarse y aprovechar las mejores condiciones del mercado, porque es cierto que la mayor parte del mundo tiene ya una economía abierta.
Dos de los grandes pilares de esta diversificación pueden ser China e Inglaterra. Con el primero ya se han estrechado los lazos comerciales porque es muy competitivo en precios y ofrece muchos bienes a bajo costo, incluso algunos de los cuales son utilizados para los insumos que México le vende a Estados Unidos. Inglaterra, por su parte, replanteó sus relaciones comerciales y ha dejado ver que, aunque con México actualmente no cuenta con un comercio tan intensivo, se puede estrechar la relación por su incursión en nuevos mercados como país nuevo fuera de la Unión Europea. Esos serían, a grandes rasgos, según Rodríguez del Villar, los dos panoramas que llegan de manera natural. Además están los países de Sur y Centroamérica, donde se puede replantear la modernización de tratados comerciales.
No hay por qué entrar en pánico. No. La idea de que México se haga más independiente de la economía de Estados Unidos implica un cambio estructural fuerte, una respuesta cambiaria, pero no necesariamente desfavorable para México.
En lo que a relaciones comerciales respecta, vienen los retos, pero también existen las relaciones financieras y México tiene una economía abierta al intercambio de capitales y tratados de inversión y estos no se modifican con el fin del TLCAN.
Tampoco hay que olvidar que en el caso de México, el efecto de las devaluaciones está determinado por el contexto, porque puede suceder que al mismo tiempo que se encarece nuestra deuda, también se impulsen las exportaciones, de tal forma que no es del todo negativa o catastrófica. Rodríguez del Villar, también académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, remata:
«Mientras se esté en la negociación habrá expectativas volátiles. Y la especulación sobre el destino del tratado forma parte de un juego de ignorancia y sesgo porque a los mercados financieros aún no les queda claro que el hecho de que el TLCAN se elimine no significa que se termina el comercio bilateral ni las garantías de la Organización Mundial del Comercio».