Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, citó los horrores del nazismo para explicar las políticas que quiere implementar en el país asiático. Quiere repetir el genocidio alemán, pero esta vez contra los drogadictos.
No sería la primera vez que Duterte amenaza con el uso de fuerza excesivo ni con aplicar políticas violentas. En su campaña presidencial, el filipino propuso combatir con toda la fuerza del estado a los criminales y cárteles.
En su corto periodo en el poder, Duterte ha cumplido con su promesa. La violencia en Filipinas ha dejado miles de muertos. Los asesinatos cometidos por civiles han alcanzado máximos históricos.
El enfrentamiento abierto entre las bandas criminales y el gobierno sólo se ha intensificado con el paso de las semanas. Pero eso no ha resuelto los problemas de narcotráfico ni de adicción en el país.
Ahora, Duterte ha redoblado su apuesta. Se comparó con Hitler al decir que, si él había matado “tres millones de judíos” (aunque en realidad los recuentos oficiales indican que fueron más de seis millones), en Filipinas también podían hacer lo mismo con los millones de drogadictos. “Estaría encantado de masacrarlos” mencionó. Las organizaciones de derechos humanos, además de denunciar los dichos del presidente, han alertado de la beligerancia de sus discursos.
Duterte está acusado por haber organizado “escuadrones de la muerte” para secuestrar y asesinar a candidatos y rivales de los partidos opositores. El gobierno no ha emitido ninguna declaración sobre el tema.El mandatario asiático ha dado de qué hablar desde que asumió su cargo, en junio pasado. En agosto, Duterte llamó a Barack Obama “hijo de p…” en la antesala de su reunión con el presidente de los Estados Unidos. El escándalo diplomático fue resuelto por el propio Obama, que desestimó el insulto al asegurar que era una forma de expresarse y no una ofensa directa.
*Con información de: Clarín, Excélsior, CNN, BBC.