En lo que va del 2016, jóvenes mexicanos han triunfado en concursos de Biología, Matemáticas, Química, Robótica e Informática. ¿Por qué su desarrollo profesional y académico se ve truncado?
Los estudiantes mexicanos logran medallas de oro, plata y bronce en concursos internacionales siempre que participan. Pero, conforme avanzan en sus estudios, las posibilidades de llegar lejos son cada vez más acotadas. Festejamos siempre sus logros, pero cuando las ceremonias de premiación terminan, los futuros científicos del país tienen frente a ellos un camino difícil.
Entre recortes y fuga de cerebros
En 2013, México fue el séptimo país con mayor número de fuga de cerebros entre los países de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico). Una de las principales razones para que eso sucediera fue que la inversión del estado en ciencia e investigación fue el más bajo entre los países miembros.
Los ingresos, equivalentes al 0.5 % del PIB nacional, fueron incluso inferiores al promedio que otros países latinoamericanos dedican a sus científicos. Comparado con otros países de la OCDE, el gasto se queda corto. Corea del Sur, por ejemplo, gastó hasta el 4 % de su PIB.
En el presupuesto de egresos para 2017, el presupuesto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), uno de los organismos más importantes del país en el área, será recortado en más del 10 % de su presupuesto con respecto de este año.
El director general de la institución, Enrique Cabrero Mendoza, le declaró a La Jornada que protegerán la formación académica y las becas, pero los 4 mil millones de pesos que dejarán de recibir afectarán varios proyectos. Uno de ellos, la construcción de un nuevo centro de investigación, será pospuesto por tiempo indefinido.
Según el informe del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP), México contribuye con menos del 1 % de la producción de conocimiento en todo el mundo. El “capital humano”, como llama el informe a los investigadores y científicos, es insuficiente para generar más investigaciones relacionadas con la ciencia y tecnología.
Las dificultades para conseguir becas o espacios de trabajo y poder desarrollar sus habilidades profesionales y académicas son el factor principal para que los estudiantes abandonen esa opción.
Entre otros inconvenientes se encuentra el poco interés del Estado (uno de los principales patrocinadores) en la ciencia. En el caso académico, las plazas en las universidades cada vez son más competidas y hay menos concursos para poder aspirar a una de ellas.
Los éxitos logrados en las olimpiadas internacionales se capitalizarían si las posibilidades de seguir creciendo no se volvieran en su contra. Si la tendencia se mantiene, esos triunfos, aunque importantes, tendrán un valor relativo.
*Con información de: El Universal, Sin Embargo, Vanguardia.com.mx, Imagen.com.mx, Excélsior, La Jornada.