Una “traición” a Jesucristo. Así es como Joseph Zen, cardenal de Hong Kong y el católico chino más veterano considera el intento del Papa Francisco de restablecer las relaciones entre el Vaticano con el gobierno de China que le dará al régimen comunista el poder de elegir a sus obispos.

Desde hace décadas, la relación entre el Vaticano y China está hecha pedazos.

Cuando Francisco se convirtió en Papa, intentó acercarse en el contexto de lo que llamó el “Año Sagrado de la Misericordia” y en caso de que el clero chino logre retomar el derecho para asignar obispos, podría considerarse como “la hazaña con más consecuencias diplomáticas” en lo que va de su mandato.

No obstante, las intenciones del pontífice, el cardenal Zen rechaza que Beijing tome decisiones clericales ya que según él, significaría una “rendición”.

Durante un discurso que dio en la Escuela Salesiana hongkonesa, sentenció que quizá el Papa sea un poco ingenuo, pues “carece de los antecedentes” para verdaderamente conocer a los comunistas chinos, pues no está al tanto de las persecuciones que han ejecutado, “matando a cientos de miles”.

Según The Guardian, el debate se desata porque Francisco se ha hecho una cierta fama entre los conservadores de la iglesia de ignorar premisas básicas de derechos humanos y no ha respetado libertades religiosas y de credo sólo con el objetivo de satisfacer los “intereses del Vaticano” en un país que es oficialmente ateo.
El plan también podría responder a otros intereses.

El periodista especializado en religión, Andrew Brown, explica otro punto: los cristianos están sufriendo una gran persecución por haber superado en número (100 millones) al partido comunista que tiene a 87 millones millones de chinos afiliados y a los católicos, que sólo son 10 millones.

El “Año Sagrado de la Misericordia” es un periodo establecido por la Iglesia Católica Romana iniciado el 8 de diciembre del 2015 y finalizado el pasado 20 de noviembre.
Estuvo destinado a rezar, a perdonar pecados y a otorgar el perdón, tomando en cuenta la “misericordia de Dios”.

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