Un grupo de especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmaron la existencia de una “subestructura” al interior de la pirámide de Kukulcán, uno de los templos más representativos del mundo prehispánico en México. Es decir, una pirámide más pequeña dentro de la construcción.
La existencia de esta “pirámide interior” fue confirmada gracias al uso de “tecnología innovadora a nivel mundial” desarrollada por expertos mexicanos del Instituto de Geofísica de la UNAM.
Para los arqueólogos, la explicación más razonable de por qué la pirámide que conocemos fue construida sobre la estructura anterior, es religiosa. Los mayas creían que los lugares sagrados no podían ser destruidos, ya que eran necesarios para mantener el contacto con sus mundos espirituales.
Se utilizó una técnica “no invasiva” para no afectar el templo. A través de varios detectores eléctricos colocados estratégicamente alrededor de la pirámide, se transmitió una corriente con la intención de “iluminar el interior” del lugar. Los expertos realizaron un “mapeo” del interior la pirámide mayor tomando como punto de referencia una escalinata interna que fue descubierta en 1931.
Según la arqueóloga Denisse Argote, que participó en el proyecto, la subestructura fue construida cuando la civilización maya no había tenido contacto con culturas extranjeras, por lo cual su tamaño (de aproximadamente 13 metros de alto y 12 metros por 18 de base) es considerablemente menor en comparación con otras obras arquitectónicas posteriores.
Esta pirámide más pequeña fue construida entre los años 800 y mil antes de Cristo. Es decir, cerca de 200 años antes de que se edificara la pirámide mayor de Kukulcán.
Además del descubrimiento de esta subestructura, se confirmó la existencia del cenote ubicado en el subsuelo de ambas pirámides, del cual se había anunciado su hallazgo en 2015. Se cree que el cuerpo de agua simbolizaba “la representación cosmológica del origen de la vida”.
Símbolo de la civilización maya, la pirámide fue nombrada así en homenaje a Quetzalcóatl, uno de los principales dioses de diversas civilizaciones precolombinas que se asentaron en México y cuyo nombre en la lengua maya es Kukulcán. La pirámide servía como templo de adoración y es la protagonista de relatos, crónicas y leyendas desde hace más de ocho siglos. El lugar recibe entre 6 y 10 mil visitantes cada día.
La pirámide de Kukulcán se encuentra en el corazón de Chichén Itzá, zona arqueológica ubicada en el estado de Yucatán, al sur del país. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO en 1988.
En 2007 la zona fue elegida como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, junto a grandes construcciones arquitectónicas como el Taj Mahal, Machu Picchu y el Coliseo Romano.
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