Hace tres años destrozó a los productores de aguacate michoacanos y ahora va por los de Guerrero, porque en la capital Chilpancingo, el narcotráfico quiere controlar la venta de la carne de puerco; es en el mercado Baltazar R. Leyva Mancilla donde los sicarios quieren participar en las ventas semanales de los carniceros, que calculan en 60 mil kilos, es decir, alrededor de 600 mil pesos cada siete días.Sin embargo, los comerciantes saben que ya no hay forma de evitar que un narcotraficante mate a un comerciante “que no le entre” al negocio, quienes ahora surten la carne de puerco, según reportó el diario El Universal.La lucha de los grupos criminales en el mercado es por el control, que inicia en el rastro municipal, donde establecieron el precio de compra en 50 pesos el kilo y de venta, en 60 a los carniceros.Ganan 10 pesos por kilo, que al mes se convierten en 2 millones 400 mil pesos o todavía más significativa la ganancia, de casi 30 millones de pesos al año. La violencia en el mercado obligó a los comerciantes a cerrar a las 4 de la tarde, cuando la jornada debería terminar hasta las 8 de la noche, como era antes de que mataran a seis comerciantes e hirieran y amenazaran al resto.Para cuidarse, los carniceros saben que “cualquier cabrón puede llegar y dispararles”, por lo que se reportan de manera continua a través de un grupo de WhatsApp, desde que salen de sus hogares, al llegar a sus locales, si salen por algo, de regreso a su casa y pues ya entrados en confianza, de cuando ya van a dormir.Quien no cumpla con toda la información, preocupa al resto y recibe muchos mensajes y llamadas hasta que avise que se encuentra bien. En el mercado, varios locatarios tienen radios para agilizar la comunicación en caso de algún incidente.A las autoridades les han pedido -por años y al paso de una administración y otra-, que pongan cámaras de video que ayudarían a identificar a sus agresores, así como un módulo permanente de policías afuera del mercado, pero ninguna de sus peticiones se ha cumplido por algún alcalde ni el gobierno del estado de Guerrero.Los secuestros son otro delito que les recuerda lo vulnerables que se encuentran. El periódico conversó con “Juan”, un comerciante a quien secuestraron por ocho días y lo obligaron a vender su local, su automóvil y una propiedad.
“Juan” recuerda que su familia tuvo que pedir prestado para cubrir el pago del rescate, luego que lo plagiaran al terminar de hacer ejercicio en la cancha de su localidad, cuando sujetos armados los subieron a punta de pistola y golpes a una camioneta.La extorsión insistente en 2014 a los productores del llamado “oro verde”, en Michoacán, derrumbó el precio del aguacate hasta los 16 pesos por kilo, debido a la presión del narcotráfico para que les pagaran “protección”.
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