Si eres de lo que piensan que la escuchar música los llena de placer o conoces a alguien que lo afirma, un estudio científico publicado por la revista científica Nature comprobó que esos dichos no son sólo en sentido figurado.
La investigación publicada el miércoles 8 de febrero logró comprobar por primera vez que las mismas sustancias químicas que regulan en el cerebro las sensaciones placenteras generadas por el sexo, las drogas recreativas o la comida intervienen también en la experiencia de disfrutar la música.
“Esta es la primera prueba de que los opioides propios del cerebro están directamente implicados en el placer musical”, escribió Daniel Levitin, uno de los autores del estudio.
La investigación fue desarrollada por la Universidad McGill de Montreal, en Canadá; el equipo de investigadores, encabezados por Levitin, produjeron mapas de las áreas del cerebro que se activan con la música, pero sólo pudieron sospechar que esos químicos neuronales eran los responsables del placer.
Para lograrlo, los científicos bloquearon de manera selectiva y temporal a los opioides al usar un medicamento empleado en tratamientos para la dependencia de opiáceos y el alcohol, llamado naltrexona. Posteriormente midieron la reacción de los 17 participantes en el estudio a los estímulos musicales y comprobaron que incluso con sus canciones favoritas dejaron de generar sensaciones placenteras.Uno de los participantes dijo que la canción que acababa de escuchar era una de sus preferidas, pero en ese momento no le había producido las mismas sensaciones que en otras ocasiones, mientras que otra persona dijo que la canción “sonaba bien”, pero no le decía nada.
“Las conclusiones respondieron a nuestras hipótesis”, explica Levitin. “Pero las anécdotas y las impresiones que compartieron con nosotros los participantes después del experimento, fueron fascinantes”.
En el estudio, los científicos también recuerdan que actividades que disfrutan los humanos como tomar alcohol, tener sexo o jugar a las cartas, entre otras muchas, pueden generar dependencias que dañan nuestra vida y relaciones, por eso consideran que los avances en el estudio del origen neuroquímico del placer son una pieza fundamental para la neurociencia en general.
Según Daniel Levitin, este estudio ha sido el más difícil en el que ha participado su equipo en 20 años de investigación, porque primero se tuvieron que asegurar que los 17 estudiantes universitarios que fueron sujetos de estudio no desarrollaran efectos secundarios por administrarles la droga que bloquea las sustancias químicas que producen el placer.
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