“El teatro es una radiografía espiritual y social de su época” – Stella Adler
Stella desarrolló un método con el que el actor debe creer en su personaje y dejar que su imaginación construya imágenes, sensaciones e, incluso, una historia personal. El poder de la imaginación es tal que podría hablarse de verdaderos viajes en el tiempo y en el espacio a partir de ésta. Microteatro México entiende la fuerza e importancia de estos viajes por lo que llevan siete temporadas en la creación de mundos visibles concentrados en un mismo espacio.
Todo ocurre dentro de una casa ubicada en la col. Santa María la Ribera; 13 salas que encierran diferentes situaciones basadas en la fantasía. Sin importar si se habla de hadas, sexo o manipulación del tiempo, todo acaba al pasar 15 minutos, esa es la regla. El espectador elige las obras que desee presenciar en una especie de “teatro a la carta”; el precio de cada una es de $60 (más una bebida de cortesía). La otra opción es un paquete en el que se es parte de tres obras por $160; de cualquier forma la taquilla permanece abierta.
Los horarios se dividen en categorías: Matinée Infantil, Horario central y Sesión golfa. El primero es para toda la familia los sábados y los domingos de 11:30 a.m. a 1:30 p.m.; el segundo es una amplia variedad que va desde la comedia hasta la tragedia los jueves, viernes y sábados a las 8 p.m., y los domingos a las 7 p.m.; la última recibe su nombre de la idea de que la sesión termina muy tarde, por lo tanto los que asisten son unas golfas: jueves y viernes 9 p.m., sábados 8 p.m. y domingos 7 p.m.
Las puestas en escena ocurren al mismo tiempo, en espacios de 15 m2 o menos, con intervalos de 30 minutos entre repetición. Cada vez son 15 espectadores, lo que permite crear una atmósfera de pertenencia, invasión y sensaciones. La cercanía e intimidad que provoca permite formar parte de este imaginario propuesto por Stella, en el que el espectador deja de ser ajeno y pasivo para ser fundamental y activo. Cada representación es distinta a la anterior y esa, a su vez, a la anterior, ya que “ese mundo” sólo puede funcionar con los elementos del momento.