El robo de combustible y la cantidad impresionante de tomas clandestinas que provocan el huachicoleo, no es lo único que preocupa a Petróleos Mexicanos (Pemex). Actualmente los casos de corrupción, (concepto que ha rondado desde siempre la historia de Pemex), son cada vez más recurrentes.
Ahora mismo, la Secretaría de Energía (Sener), revisa algunos contratos que Pemex Transformación Industrial (TRI), adjudicó directamente a empresas como Air Liquide México y Gazsur, para suministrar hidrógeno a las refinerías de Tula y Cadereyta por un espacio de dos décadas. ¡Traz!
Y agárrate porque hay una tercera operación por hidrógeno
Esta investigación de los contratos que TRI adjudicó de manera directa a Air Liquide México y Gazsur -por cierto, conformada por el consorcio Cryoinfra / Air Products and Chemicals- se extiende a una tercera operación que se realizó con la venta de la planta de hidrógeno de la refinería de Madero, Tamaulipas.
El contrato de venta por el suministro de hidrógeno se adjudicó directamente a la firma Linde Gas North America, de acuerdo a información publicada en El Universal. La onda está en que para que se pudiera dar entrada a estas empresas, Pemex TRI vendió sus plantas de hidrógeno ubicadas en la refinería Miguel Hidalgo, en Tula de Allende, Hidalgo; la planta generadora de hidrógeno número uno, localizada dentro de la refinería Ing. Héctor R. Lara Sosa, en Cadereyta Jiménez, Nuevo León, y la generadora de hidrógeno, en la refinería Francisco I. Madero, de acuerdo a la encargada de la política energética de México, Rocío Nahle.
¿El objetivo? Que estas firmas privadas pudieran usar no sólo terrenos sino también instalaciones y suministro de gas natural. Resulta, además, que Pemex TRI les debe comprar hidrógeno a mensualidades de 2.7 millones de dólares de la siguiente manera: un millón 470 mil a Air Liquide México; 644.6 mil a Gazsur y 774 mil a Linde Gas North America.
Refinerías cercadas, la referencia
Hace exactamente un mes, la titular de la Sener dijo que en uno de los recorridos que hizo para constatar cómo fueron instaladas las firmas para determinar si hubo o no corrupción, encontró cercada la refinería de Tula.
Al cuestionar a los trabajadores del por qué se encontraba cercada, respondieron que “la vendieron antes de irse y ahora a los nuevos dueños tenemos que pagarle casi un millón de dólares al mes para que nos den el hidrógeno”. De acuerdo a los Libros Blancos de estas operaciones, Carlos Treviño Medina, justificó la operación para reducir costos vía contratos con terceros
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