#GolpearMujeresEsFelicidad fue el hashtag que surgió tras la agresión que sufrió la senadora Ana Gabriela Guevara mientras recorría la carretera Toluca-México en 2016. La exatleta olímpica recibió decenas de mensajes de odio a través de las redes sociales, en donde se organizó una campaña de desprestigio en su contra, una forma de justificar los golpes que recibió.
«No es por ofender, pero si yo la viera arriba de una moto también pensaría que es hombre y no por el casco, sino porque está bien ‘tabla’», posteó un usuario de Twitter en aquel entonces, aplaudiendo la agresión que sufrió Guevara.
La agresión cibernética va en aumento y cada vez tiene diferentes más formas de manifestarse. No sólo las amenazas, sino también el desprestigio, la discriminación, el acoso, la extorsión y la difusión de información personal; el maltrato virtual existe y cada día es más evidente. Y lo más preocupante es que es tan frecuente que se ha normalizado.
Ana Gabriela Guevara fue atacada en redes sociales por su apariencia física. (Foto: Sipse)
«Cuando inicié en el periodismo deportivo, me costó trabajo enfrentarme a las críticas en redes sociales», dijo Jessica, quien solicitó el anonimato a CC News.
Muchos decían que debía regresarme a la cocina a lavar trastes, otros decían que yo era lesbiana y que por eso intentaba hablar de un deporte para hombres, otros más me preguntaban que con quién me había acostado para lograr un lugar en una transmisión deportiva.
Y es que ocultarse detrás de una pantalla da cierto valor a aquellos que practican la agresión cibernética. Al respecto, activistas pertenecientes a organizaciones sociales como Luchadoras Mx y Social TIC, presentaron el documento “La violencia en línea contra las mujeres en México”, en el cual aluden a las distintas formas de violencia virtual que sufren las mujeres.
Enlistaron trece formas en que esta se manifiesta: a través del acoso, las amenazas, el desprestigio, las expresiones discriminatorias, el monitoreo, el acecho, el abuso sexual relacionado con la tecnología, el control y la manipulación de la información y la difusión de información personal o íntima, la suplantación y el robo de identidad y las omisiones por parte de actores con poder regulatorio.
Frida Guerrera ha sido acosada por investigar feminicidios en Ecatepec. (Foto: El Imparcial de Oaxaca)
Las organizaciones sociales aprovecharon para advertir que no ver el problema es hacerlo aún más grande y que eliminar los hashtags o las campañas de odio en redes sociales tampoco es la mejor solución. «Silenciar el problema no lo desaparece, necesitamos que las plataformas den a conocer mejores y que se traduzcan en la disminución de casos de violencia visualizada en sus plataformas», afirmó Verónica Cuevas, de la organización Son tus datos, en declaraciones reproducidas por el portal EmeEquis.
Si bien los casos de Ana Guevara o de las periodistas Carmen Aristegui, Marion Reimers, de las activistas Frida Guerrera o Alejandra Zapata, han sido llamativos por ser personas públicas, cabe mencionar que la mayoría de las mujeres (por no decir todas) sufren diariamente de al menos un tipo de agresión cibernética.
La periodista deportiva Marion Reimers, también ha sido víctima de agresión cibernética. (Foto: Más por Más)
María Martín, activista que forma parte de la organización Asociados por lo Justo, reveló que de las más de mil 300 agresiones a mujeres defensoras y activistas, está incluido el ataque cibernético, el cual incluso puede llegar a ser desestimado por las autoridades al no ser considerado un ataque directo.
El Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México (InMujeres), considera que la violencia a través de redes sociales en contra de mujeres y niñas, genera consecuencias psicológicas, emocionales y sociales para las víctimas y limita, además, el pleno uso, goce y disfrute de sus derechos humanos.
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