Es un secreto a voces que los números confirman: la estrategia para combatir al crimen organizado a los cárteles de la droga no funciona y México vive una guerra que sólo arrebata vidas, gasta balas y provoca ríos de sangre.
La guerra contra el narcotráfico que comenzó el expresidente Felipe Calderón en diciembre del 2006 no se ha detenido porque el actual presidente, Enrique Peña Nieto, no ha encontrado una forma más eficaz de combatir el crimen que manteniendo al ejército en la calles.
Y aunque a lo largo de su sexenio han habido altas y bajas en cuanto a las cifras de homicidios, el mes de marzo de este mismo año cerró como el más violento de la era peñista, con mil 93 homicidios, más de 35 asesinatos relacionados con el crimen organizado al día, según información publicada por el diario Milenio, que mes tras mes realiza un recuento de asesinatos.
Además, durante el primer trimestre del 2017, el cual finalizó el viernes 31 de marzo, se registraron 3 mil 39 homicidios, es decir, un promedio de 34 crímenes de esta índole al día; el año pasado el promedio diario en ese mismo lapso fue de 26 asesinatos, es decir, el 2017 comenzó con un marcado aumento en la violencia provocada por el crimen organizado y la fallida estrategia para combatirlo.
Los estados de Chihuahua, Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Sinaloa y Veracruz son las 6 entidades más violentas al concentrar 59 por ciento de las ejecuciones de todo el país; el estado de Guerrero, en el sur del país, resultó ser el más violento de las 32 entidades del país, al registrar 126 homicidios relacionados con el narcotráfico.
En los tres meses que van del 2017, esa entidad registra 390 homicidios; cabe recordar que la zona montañosa de ese estado concentra la mayor cantidad de cultivos de amapola, materia prima de la heroína, una droga que tiene alta demanda en los Estados Unidos, por lo cual es un territorio disputado por distintos cárteles de la droga.
La violencia en ese estado provocó que a principios de marzo el ejército se trabajara en conjunto con la policía estatal para poner en marcha un operativo especial en las zonas centro y en la montaña baja, después de que el 7 de marzo fue localizado el cuerpo desmembrado de un hombre en Chilpancingo y posteriormente seis cadáveres embolsados sobre un camino de terracería en el municipio de Chilapa.
En esa misma localidad, el 12 de marzo se reportó el hallazgo de cinco personas calcinadas en el interior de un automóvil, el cual se encontraba a sólo unos metros de una base del Ejército Mexicano.
El segundo estado más violento de marzo fue Veracruz, registrando 120 ejecuciones relacionadas al crimen organizado; esta cifra representa el nivel más alto de homicidios en la entidades desde octubre del 2011, cuando se llevaron a cabo 114 asesinatos.
En tercer lugar de esta deshonrosa y preocupante lista se encuentra el estado norteño de Chihuahua, con 118 asesinadas; uno de los días más sangrientos de esa entidad fue el 7 de marzo, cuando 11 personas fueron ejecutadas en un punto del centro del estado, mientras otro comando armado asesinó a cuatro personas dentro de una casa de la colonia Patria, en la fronteriza Ciudad Juárez.
En contraste, Campeche, Querétaro y Tlaxcala son los únicos tres estados del país que no registraron ningún homicidio relacionado con el narcotráfico.
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