El escritor Domingo Alejandro Luciano ha intentado revitalizar las lenguas indígenas y difundir su valor a través de la literatura y la poesía. Expone a la lengua como un ente cultural y en su texto “La Lengua como Cultura”, advierte que desde que la cultura apareció en los medios de comunicación, ha estado en constante cambio y se ha convertido en un objeto de tipo comercial.
Sentencia que esto ha permitido que nuestra identidad como pueblos originarios se vea rebasada en cuanto a la promoción y difusión de la misma: “hemos asumido y apropiado estilos de vidas y formas particulares, en gran medida por la influencia de la televisión, de una sociedad distinta a la nuestra”. En este proceso de “descuido” de nuestra propia cultura hemos dejado de lado una de sus principales manifestaciones: las lenguas indígenas.
De acuerdo a un reportaje de El Universal, la poca presencia y difusión de las lenguas amenazadas o en peligro en los medios de comunicación, además de la falta de atención de los tres poderes gubernamentales, ha orillado a que queden pocos hablantes.
De continuar así, alrededor del 80 % de las lenguas que hoy se consideran en peligro de extinción, podrían desaparecer en unos 20 años. 51 lenguas originarias de las 64 que se clasifican como en “muy alto peligro de extinción”, corren alto riesgo de desaparecer absolutamente.
De acuerdo al Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), de las 364 “variantes lingüísticas que existen, 72 están en peligro mediano de extinción, 43 en alto riesgo y 64 en muy alto riesgo.
Estas últimas cuentan ya con menos de 100 hablantes, en localidades que tienen 30 % o más de hablantes de lenguas indígenas. A ellas corresponden, precisamente, las 51 que podrían extinguirse en dos décadas.
Algunas de las lenguas amenazadas son la kiliwa, el oluteco, el kaqchikel, el mochó y el odami tepehuano. El grupo a cargo de la investigación comprobó que el promedio de edad de los hablantes rebasa los 70 años de edad.
El director del Inali, Javier López Sánchez, dijo para El Universal que esta amenaza surge porque tienen poca presencia en los medios de comunicación y en el ciberespacio, además de que no han sido tomadas en cuenta por diversas instituciones públicas.
En general, se han “relegado” al uso familiar y comunitario. Las políticas públicas monolinguales y la discriminación han obligado a que éstas se dejen de transmitir a los hijos y nietos.
*Con información de: El Universal, Inali