Joe y yo lo platicábamos con voz bajita. ¿Qué es lo que tienes que estar pasando por tu vida para pensar que ser parte de la delincuencia organizada es la única solución? Los dos nos veíamos a los ojos desconcertados, tratando de entender qué debieron pasar los adolescentes que estaban a nuestro alrededor con los brazos en la espalda, cumpliendo alguna condena.
Pensamos entonces en las palabras que Saskia Niño de Rivera, fundadora de Reinserta, dijo durante la presentación del libro Un sicario en cada hijo te dio: “ellos y ellas están haciendo un gran esfuerzo por superarse, por dejar atrás estas historias por las que hoy están aquí, pero ¿qué está haciendo el país por ellos? ¿Qué están haciendo las autoridades por ellos? Y no sólo en materia federal o estatal, ¿qué estamos haciendo nosotros como sociedad para reintegrarlos en cuanto salgan de aquí?”.
Hay historias de éxito. Falta que la gente crea en estos jóvenes, en estos adolescentes. Falta no hacer algo por ellos sino hacerlo con ellos y en este sentido, Reinserta presenta relatos de chicos y chicas que vieron en la delincuencia organizada una salida y que hoy, tras haber tenido la oportunidad de reintegrarse a la sociedad mexicana, viven una segunda oportunidad, dándose cuenta que el primer camino elegido, no era ni tan correcto ni tan fácil como alguna vez alguien les hizo creer.
Laura, de ser condenada por homicidio, a cajera en un supermercado
Tenía 15 años cuando fue condenada a cumplir una medida privativa de libertad en la Ciudad de México por el delito de homicidio. En segundos, como ella lo recuerda, la vida te puede cambiar. “Mis acciones provocaron que pasara cuatro años, dos meses y 26 días en un centro de internamiento […] con el tiempo encontré refugio en la escuela, ya que me proporcionaron una beca para estudiar en línea en el Tecnológico de Monterrey. Eso fue lo que cambió mi forma de pensar e hizo que decidiera reconstruir mi vida”, recuerda.
Luego de ser participante del Centro de Reinserción de Reinserta en 2015, Laura se ha convertido en un caso de éxito en cuanto a reinserción se refiere. Recordemos, además que la reinserción social es entendida como este proceso sistemático de acciones orientado a favorecer a la sociedad de una persona que ha sido condenada por infringir la ley penal. Eso pasó con Laura.
“Al enfrentarme a la libertad, me di cuenta de que había un problema: no era tan fácil como lo había imaginado, pero en Reinserta me explicaron que sería un proceso difícil porque estuve ausente mucho tiempo […] Cuando me sentí preparada para seguir mi proceso, decidí dejar el programa de tiempo completo. Me di cuenta de qué importante fue que Reinserta me diera todas las herramientas que necesitaba para trabajar y destacar en mis empleos. En la actualidad, trabajo como cajera en un supermercado y, además de disfrutar mi empleo, éste me permite pagar mis estudios en contabilidad a nivel universitario”, finalizó Laura.
Un, dos, tres por Javier
La reinserción social como proceso se inicia durante el periodo de cumplimiento de una condena, y continúa cuando la persona retorna su vida en la comunidad. Se caracteriza, además, por el desarrollo de competencias en el ámbito individual, social y laboral; y por el fortalecimiento de los aspectos protectores que facilitan la integración a la sociedad. Esto se intentó con Javier y sí, se convirtió en caso de éxito.
Javier, originario de Oaxaca, vivía con su tío en la zona de La Merced, pero nadie se hizo cargo de su cuidado. A los doce comenzó a robar, primero con el uso de su fuerza física y luego con armas. “Cuando cumplía por tercera vez una medida privativa de la libertad en lo que hoy es la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes de San Fernando, conoció Reinserta y se convirtió en uno de los primeros participantes de nuestro programa de reinserción”, revelan en Un sicario en cada hijo te dio. Ahí apareció la oportunidad que necesitaba.
“Pienso en lo que puede pasar después, a lo mejor la primera vez podría salir o hasta en la segunda, pero después ya no, en algún momento ya no voy a salir”, cuenta Javier. En su camino en Reinserta, Javier desarrolló una plataforma de autoempleo que le permitió adquirir diversas habilidades sociolaborales y obtener los ingresos económicos que necesitaba. Esta plataforma sigue en funcionamiento aún después de su graduación del programa de Reinserta.
“Hoy Javier tiene 21 años y desde hace diez meses tiene un empleo como auxiliar en una agencia de audio y video. “He aprendido mucho, cómo usar las cámaras y editar, les pido que me expliquen y lo que más me gusta es que confían en mí, que me tratan como uno más de ellos”. Ahora, Javier lleva más de tres años sin cometer un delito y no presenta ideas que justifiquen actividades delictivas, según el testimonio otorgado a Reinserta.
En el último capítulo de “Reinserción Colectiva” te hablaremos sobre las historias de diversos jóvenes que siguen recluidos, pero que esperan que al salir, les den la oportunidad de convertirse en lo que siempre soñaron ser: padres de familia ejemplares, futbolistas y boxeadores.
Foto de portada e interior de la nota: Laura Corona Almaraz, Cultura Colectiva News
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