El primero de mayo de 2014, tres mujeres convocaron para unirse a la marcha por el Día del Trabajo en Sevilla, pero a diferencia de las consignas de los marchantes que exigían mejores condiciones laborales, prestaciones y sueldo, ellas coreaban enjundiosas: “La Virgen María también abortaría” y “hay que quemar la conferencia episcopal por machista y patriarcal”.
Durante la procesión del “coño insumiso”, se pudo ver a las tres feministas cargar y pasear la imagen de una vulva gigante cubierta por un manto.
Y a pesar de que sus consignas no se dirigieron a nadie en particular y caminaron en paz durante la marcha, se les impuso pagar 10,800 euros, unos 223 mil 128 pesos mexicanos, para enfrentar la multa que reclama la Asociación de Abogados Cristianos, que las acusa de “ir contra los sentimientos religiosos”.
A más de tres años de los hechos, y de que en 2016 se archivó la denuncia, la jueza Pilar Ordoñez aceptó abrir un juicio oral el pasado 30 de junio luego de que los abogados cristianos apelaran por considerar la protesta como una acción “vejatoria” y “ofensiva”, además de que “el derecho a la libertad de expresión tiene sus límites en los derechos fundamentales, entre los que se encuentra la libertad ideológica, religiosa y de culto”.
Al mismo tiempo, Pastora Filigrana, abogada de las acusadas, insiste en que el objetivo de las mujeres fue “reivindicar políticamente el derecho a decidir y los derechos laborales. No hubo insultos a feligreses y la acción no estaba dirigida a las iglesias”, y que la “imitación de una procesión se usó para exaltar a la vagina como símbolo de la mujer en un ambiente lúdico”.
Tras la notificación de reapertura del caso, también se les notificó a las acusadas que tienen que pagar un euro por concepto de responsabilidad civil.
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