SAN FRANCISCO, CALIFORNIA.- El First Republic Bank, predominantemente prestamista para carteras acomodadas, ha sido adquirido por JP Morgan Chase tras sufrir una crisis de liquidez en los últimos meses. Es el tercer banco de tamaño mediano que ha tenido serios problemas recientemente, después del colapso del Silicon Valley Bank y el Signature Bank.
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El gobierno toma acciones para prevenir una nueva catástrofe bancaria
Con la intervención del gobierno por medio de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos, JP Morgan Chase se hará cargo de las deudas de First Republic Bank y la mayoría de sus activos. La adquisición ha sido una forma de evitar que la crisis bancaria se extienda y así evitar otra catástrofe como la del 2008. Esta rápida intervención de rescate ha garantizado una momentánea red de seguridad para un sistema bancario continúa dando tumbos. No obstante está gustosa operación de compra, oscila entre proteger a las pequeñas empresas y las pérdidas de los accionistas y los bonistas, algo que no llega dar del todo una tranquilidad del mercado.
Este pasado marzo, el First Republic Bank presentó problemas serios de liquidez debido a una avalancha de retiros de clientes y la caída de los precios de los activos. Y es que First Republic Bank parecía contar con un modelo de negocio bien estructurado que funcionó perfectamente durante un determinado período de tiempo en el que las tasas de interés eran excepcionalmente bajas. El banco logró recaudar una gran cantidad de depósitos que se utilizaron para conceder numerosas hipotecas.
Sin embargo, cuando las tasas cambiaron repentinamente, el modelo de negocio comenzó a verse comprometido. El año pasado, se hizo evidente que el banco estaba operando en condiciones más precarias y las alarmas se activaron. Para marzo, los ojos del mundo ya veían a First Republic Bank como el siguiente banco de alto riesgo, pues tanto Silicon Valley Bank como First Republic Bank compartían bases de clientes similares y enfrentaban riesgos y problemas parecidos.
No obstante, la entidad bancaria fundada en 1985 por Jim Herbert era significativamente mayor a la de Silicon Valley Bank, con activos por un valor de 229.000 millones de dólares, lo cual la convierte en el segundo más grande fracaso bancario en la historia de los Estados Unidos, sólo detrás de Washington Mutual (WaMu), la asociación de caja de ahorros más grande de los Estados Unidos que cayó con la crisis inmobiliaria del 2008.
Un futuro aún incierto para la banca estadounidense
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Tras un depósito de 30 mil millones de dólares de otras instituciones financieras con el fin de disipar el pánico entre los clientes e inversionistas, esta medida no tuvo los frutos esperados y sólo prolongó algunos días la caída del banco. Ahora con el acuerdo con JPMorgan Chase & Co,el banco más grande de la unión americana se hará cargo de los activos del banco, incluidos 173 mil millones de dólares en préstamos y 30 mil millones de dólares en valores, así como 92 mil millones de dólares en depósitos.
JPMorgan Chase, junto con otros gigantes financieros como Bank of America, Citigroup y Wells Fargo, ha tenido un papel importante que desempeñar en la restauración de la estabilidad del sistema bancario estadounidense. No obstante, la quiebra del First Republic Bank hace que la sombra de la crisis aún no se encuentre lejos de desaparecer, en medio de un panorama que alerta a la ya mermada economía mundial.
Aunque las medidas efectuadas intentan drenar una posible nueva crisis bancaria, este nuevo rescate presagia futuras dificultades en la industria bancaria. A pesar de que otros bancos regionales aún no se han visto afectados significativamente, tanto el mercado como los cuentahabientes aún temen la quiebra de otro banco. Los hechos señalan que, si bien el reciente estado financiero del First Republic Bank puede causar más retiros masivos, los pasos que se están tomando para abordar la situación coloca al mercado en una posición más ventajosa y distinta a la previa a las crisis bancarias anteriores. Si bien quedan peligros y elementos a tener en cuenta, es también posible que el mayor peligro haya quedado atrás.