Los cambios, buenos o malos, siempre quedan registrados en la historia, sobre todo en la de aquellos que han aplicado políticas sumamente estrictas.Poco a poco, Irlanda ha dejado de ser una de las naciones más conservadoras de la Europa Occidental, para adentrarse en una política con mayor libertad no sólo para los ciudadanos sino para sus propios gobernantes.Esa Irlanda que hace treinta años profesaba un servilismo incondicional hacia la Iglesia Católica, hoy eligió al primer ministro gay en su historia, en la figura de Leo Varadkar, dando un paso hacia una evolución política que marcará a los irlandeses igual que lo hizo en 1993 al despenalizar la homosexualidad, en 1995 al aprobar el divorcio y en 2015 aprobar los matrimonios homosexuales.El paso que da Irlanda con la elección de Varadkar, abiertamente homosexual, es un hito en la política de este país en el que sus habitantes, hasta 1985, necesitaban receta médica para conseguir preservativos en la farmacia.La Irlanda católica comenzó a cambiar su pensamiento conservador a raíz de los escándalos de pederastia que se dieron a conocer durante el pontificado de Benedicto XVI. Ahora, la asistencia a las iglesias no rebasa el 10 por ciento y, según el portal Es Global, de 200 candidatos que antes se postulaban para el sacerdocio, ahora sólo hay dos candidatos.La apertura que ha mostrado Irlanda con la elección de Varadkar llama la atención más en el plano internacional que en el local. Los medios apenas mencionan las preferencias sexuales del miembro del partido conservador Fine Gael, no así los internacionales a los que sigue sorprendiendo la decisión.El poder de la Iglesia Católica no es el mismo que hace treinta años. Las investigaciones que han dejado al descubierto los abusos sexuales por parte de la iglesia a través de sus sacerdotes y la crueldad con la que se manejan las instituciones católicas han permitido que el alejamiento de los irlandeses de la iglesia sea cada vez mayor.Este momento apasionante en la historia de Irlanda, es tan grande como su tamaño. Los cuatro millones y medio de habitantes probablemente se dieron cuenta que esto va de personas, como alguna vez lo dijera Tiernan Brady, ex alcalde de Bundoran, un pueblo al noroeste de Irlanda.“En comunidades pequeñas, la humanidad de una persona se abre paso rápidamente. Las personas gays y lesbianas no viven en una roca fuera de Irlanda esperando entrar. Viven en cada rincón del país. Lo más importante es recordar a la gente que esto va de personas. Alguien en su familia, en su calle, en su comunidad. Esa es una de las razones por las que todo aquí se ha movido rápidamente”, declaró Brady al diario español El País.Leo Varadkar no deja que su origen lo defina. Hijo de un médico nacido en Bombay y de una enfermera a la que conoció en inglaterra en los años 70, ha declarado que si su elección demostró algo eso es que el prejuicio no se enraizó en Irlanda.El nuevo líder del Fine Gael lo logró en un país plenamente conservador. El que además será la persona más joven en alcanzar el puesto máximo en Irlanda con 38 años, obtuvo el 60 por ciento de los afiliados, representantes locales y miembros del grupo parlamentario que votaron en este proceso.Una nación en la que la homosexualidad fue descriminalizada hace 24 años, hoy elige a un primer ministro gay y da un paso tan grande como los que se dieron en 1993 y 1995 con la homosexualidad y el divorcio, respectivamente.
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