Estar internado en un hospital es una experiencia que cansa, desgasta y agobia. El sufrimiento es de ambos lados: del paciente y de los seres queridos que sienten el paso eterno de las horas, con las esperanza de que un médico al fin les dé la noticia esperada y puedan abandonar el nosocomio.
Si los adultos sufren, los niños más. Ellos se ven obligados a abandonar su entorno, su familia, sus amigos, sus juegos y juguetes, por culpa de un padecimiento o enfermedad que no logran entender a plenitud, pero sí pueden sentirla y padecerla.
Además de la enfermedad, sufren la tristeza de estar encerrados en un cuarto blanco, rodeados de gente extraña que los examina cada cierto tiempo, vestidos con ropa ajena a su comodidad y con la incertidumbre de no saber cuándo regresarán a casa. ¿Cómo hacer que los pequeños sufran menos cuando se encuentran hospitalizados? La Comunidad de Madrid y el Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles, en España, tiene una respuesta: que los niños reciban cada semana la visita de sus mascotas.
*Foto: El País.
Esta iniciativa fue impulsada por ambas instituciones y está inscrita en el Plan de Humanización de la Asistencia Sanitaria, en el cual se propone que los centros hospitalarios hagan menos incómoda la estancia de sus pacientes.
El Hospital Universitario Rey Juan Carlos es el primero en implementar esta medida, pero existen reglas para poderla hacer válida con los pequeños; los perros visitantes podrán ingresar al lugar todos los martes, de cinco a seis de la tarde, siempre y cuando se compruebe que la mascota está recién bañada.
Si el animal tiene antecedentes de agresiones, debe cumplir con otros requisitos de seguridad. Por su parte, el hospital se compromete a mantener el cuarto de visitas limpio y desinfectado para no poner en riesgo la recuperación de los pequeños pacientes.
*Foto: El País.
Además de poder convivir con sus mascotas, los pequeños tienen derecho a comer alimentos preparados por sus seres queridos una vez a la semana, así como vestir con la pijama que usualmente usan en sus hogares y tener con ellos juguetes que los han acompañado en sus aventuras de infancia.
«Con ello conseguimos una mejora de su estado anímico y general, que redundará en un cambio en el tedio que suponen las largas horas en el centro, así como una hospitalización más corta», explicó en entrevista para El País en pediatra Pablo Bello Gutiérrez, quien además afirmó que esas medidas buscan contrarrestar la «circunstancia hostil» de estar internado en un hospital y los acercan lo más posible a su entorno habitual.
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