Parece que la realidad nos alcanza en cada paso que damos. Cuando pensamos que ya la dejamos un poco atrás, con un balde de agua fría en la cabeza se encarga de despertarnos para decirnos: «nunca me ganarás».
Apenas a inicios de agosto, la empresa The Square Market, dedicada a la tecnología y establecida en Wisconsin, implement8ó en 50 de 80 empleados la implantación de un chip bajo la piel para moverse dentro de las instalaciones, sin colocar ninguna clave para hacerlo.
Sin necesidad de llaves, de tarjetas o de códigos de identificación, este programa permite llevar energía entre el pulgar y el índice de la mano. La organización aludió que es para la mejora de su personal dentro de la empresa, pero muchos otros lo consideran una manera de mantenerlos todo el día vigilados.
*Foto: Los Tiempos.
Este programa es el primero que se pone a prueba en Estados Unidos y ya causó gran polémica en la gente que no pertenece propiamente a The Square Market. Muchas de estas personas aseguran que los sofisticados sistemas que utilizan para justificar su movilidad dentro de la empresa, es sólo para tenerlos vigilados.
Por otro lado, una cantidad considerable de personajes que están a favor de su implementación aseguraron que si se les quisiera tener vigilados, las empresas podrían ejercer este control sin necesidad de traspasar la piel.
Google también usa este chip, pero lo hace sin necesidad de traspasar la piel de sus empleados. A través de este programa, se pudo saber cuánta comida se consumió, la cantidad de visitas al sanitario, además de la media de pasos y escaleras subidas en el día.
La tecnología avanza a pasos agigantados, tanto así que desde hace tiempo los bancos comenzaron a utilizar selfies como fórmula de certificación del dueño de una cuenta desde su teléfono. Tener cara, ojos y huellas dactilares, nos hacen vulnerables a las nuevas maneras que tiene la tecnología de cuidar nuestros intereses, pero también resulta cuestionable hasta qué punto pueden tener acceso a nuestra información tanto las empresas para las que laboramos, como para aquellas a las que les pagamos por otorgarnos un servicio.
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