Si la visualización del éxito es alcanzar una cima, el fracaso sin duda es tocar el fondo. Cuando fracasas, es como ver la superficie del mar desde 50 metros bajo el agua. Hay algo tranquilizante en este nivel tan bajo, algo democrático. No todos saben cómo alcanzar el éxito, pero el fracaso está ahí siempre pendiente listo para abrazar al que cae.
Claro que el fracaso es una cuestión relativa y subjetiva; evidentemente es difícil comparar un matrimonio fallido con una empresa quebrada y encima, cada persona experimenta estos procesos de maneras muy diferentes. Sin embargo, al final es uno de los pocos estados en el que eventualmente absolutamente todos se encuentran.
Cuando 5 amigos (Leti, Pepe, Carlos, Julio y Luis) celebraron el primer FuckUp Nights entre mezcales y antojitos mexicanos, se dieron cuenta que todos habían experimentado un momento de equivalente angustia aunque por razones y proyectos muy distintos. Esa noche fue una celebración al fracaso.
Habiendo tenido el gusto de curar FuckUp Nights en el D.F., escuché una gran cantidad de historias de fracaso. Cada mes, se buscarían las mejores 3 historias de fracasadas para que fueran contadas en un formato de 7 minutos ante un público atento.
Lo elemental era seleccionar historias que fueran genuinos fracasos. Esto es complicado porque el ego está de por medio y no es trivial admitir derrota frente a 400 personas.
Por otra parte fue muy interesante descubrir que cada historia tiene un tinte distinto aunque las sensaciones descritas eran muy similares. En sesiones de café previas a la noche, se coachearia a los fracasados para sacar su historia y sintetizarlas en el formato requerido.
Cada historia tenía un sello emocional muy claro. Al relatar su historia, que normalmente comenzaba antes del proyecto fracasado en cuestión, se iba volviendo evidente cual era la configuración específica del fracasado. En algunos casos, el fracaso era meramente financiero; en otras el elemento emocional era más fuerte.
En cuanto a la sintomatología del fracaso, normalmente se describía una fuerte depresión; “me sentía como leproso” fue una frase recurrente. Pero creo – como cualquier otro fracasado probablemente – que una vez que experimentas este estado y logras salir a la superficie la existencia adquiere una nueva ligereza y por eso es importante que celebremos el fracaso.
Celebrar el éxito es una cuestión masculina donde se expone lo más alfa del ser. Un momento dónde se trata de jerarquizar automáticamente y se establece superioridad. Normalmente las actividades humanas se rigen por la cuestión del éxito, del alfa, de la división entre ellos y nosotros, ganadores y perdedores. Puede ser un deporte donde se apoya un equipo o un evento donde el espectador busca contacto con un exitoso (un cantante, un comediante o un experto en un tema). Todos estos eventos son celebraciones del éxito donde se establece un ente superior, y otro inferior.
Celebrar el fracaso en cambio, alude más a la generación de una comunidad, a la compasión y la empatía. Invita a la colaboración, lo femenino. Se celebra el fracaso cuando este se expone y se requiere de una enorme valentía para decir: “I have FuckedUp”. Cuando un fracasado se levanta frente al escenario y muestra sus vulnerabilidades invita a que sus espectadores pierdan el miedo a fracasar. Y cuando el o la fuckuper se exhiben de manera genuina, la empatía se siente como una mezcla entre lo cómico y lo melancólico. FuckUp Nights es una mezcla de Alcohólicos Anónimos y un buen stand up.
Ahora se conmemoran 2 años desde que comenzó este proyecto. Se ha vuelto un movimiento que cada segundo jueves del mes se invita a una creciente comunidad internacional a festejar las caídas personales. Para el público son lecciones gratis y para los fracasados de la noche una oportunidad de catarsis.
Para celebrar dicha ocasión se da el FuckUp Fest, una fiesta digna de ser la edición 25; la música estará a cargo de Sonido Gallo Negro, Tropikal Forever y Dabidson. Mientras tanto, los fracasos serán invocados por Baxter, Martha Debayle, Villano V y Blanca Gómez.
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El fracaso no es un estado deseado, pero se vuelve soportable cuando se acepta. La vida es un equilibrio dinámico donde todo es efímero: el éxito y el fracaso no son la excepción.