Ahora la civilización humana está provocando una nueva extinción masiva: somos como el meteorito que borró del planeta a los dinosaurios.
“Estamos provocando la agonía de numerosas especies marinas; a este ritmo, los grandes animales que poblarán los mares en el futuro no serán descendientes de nuestras ballenas, tiburones o atunes porque los estamos matando para siempre.
Del mismo modo que la desaparición de los dinosaurios dejó un vació que tardó eras en llenarse por los mamíferos, no sabemos qué será de la vida en los océanos tras arrasarlos.”
Estas palabras de Elizabeth Kolbert, ganadora de un Pulitzer por el libro “La sexta extinción,” tratan de crear consciencia en un mundo que se acerca a pasos agigantados a una crisis ambiental.
En los casi 4 mil millones de años de historia de la vida en la Tierra, se han dado cinco megaextinciones, momentos en los que buena parte de los seres vivos fueron arrastrados de golpe a la desaparición por diversos cataclismos.
Ahora la civilización humana está provocando una nueva extinción masiva: somos como el meteorito que borró el planeta a los dinosaurios.
“Ninguna otra criatura había hecho esto jamás, y será, por desgracia, nuestro legado más perdurable como raza,” dice la autora. En un estudio presentado por la revista Science, varios científicos de Stanford concluyeron que la eliminación selectiva de los animales más grandes en los océanos modernos puede alterar los ecosistemas durante millones de años.
El periódico El País dice que el trabajo muestra cómo esta sexta extinción está acabando con los seres acuáticos de mayor tamaño. Un patrón “sin precedentes” en el registro de las grandes extinciones y que con mucha seguridad se debe a la pesca. Hoy por hoy, cuanto más grande es el animal marino, más probable es que se extinga.
El diario español también cita a Jonathan Payne, autor del estudio donde explica que el nivel de perturbación ecológica causada por una gran extinción depende del porcentaje de especies que se extinguen y de la selección de grupos de especies que se eliminan.
“En el caso de los océanos modernos, la amenaza preferente por los de mayor tamaño podría resultar en un evento de extinción con un gran impacto ecológico debido a que los animales grandes tienden a desempeñar un papel importante en el ciclo de nutrientes y en las interacciones de la red alimentaria”, asegura Payne, refiriéndose a que el daño afectaría en cascada a todos los ecosistemas marinos.
Para los investigadores, este fenómeno se debe a la forma en que los humanos hemos consumido los ecosistemas del planeta. Siempre empezamos con las piezas de mayor medida y conforme escasean, avanzamos a las de menor tamaño. Ocurrió con la extinción de los mamuts y ahora sucede con los grandes mamíferos del mar.
Lo que los científicos describen no es un cambio que se vaya a dar en tres o cien generaciones. Pero si no empezamos a generar cambios radicales en nuestra manera de utilizar los recursos, llegaremos a un punto en el que no habrá marcha atrás.
El planeta estará destruido y no habrá manera de corregirlo si no creamos conciencia desde ahora.
*Con información de: El País y Revista Science