Ayer, miles de zambianos que buscaban obtener algo de comida que repartían en una donación alimentaria entraron en un estado crítico de desesperación, se sumaron al tumulto, se revolvieron como en un tornado humano, gatearon o corrieron. Al final, su hambruna impaciente y furibunda provocó una estampida humana que dejó al menos ocho muertos.
De acuerdo a los medios locales, una iglesia organizó la repartición de víveres en un centro deportivo público de Lusaka, la capital del país africano tras una temporada de sequía “severa” y prolongada que afecta a toda la zona sur del continente y que los ha dejado en una “crisis humanitaria”.

Alrededor de 35 mil ciudadanos invitados al rezo por la iglesia local, principalmente provenientes de las zonas rurales y los suburbios se dieron cita para recibir alimento: la mayoría de los zambianos están sino una sola vez al día.
De acuerdo a Al-Jazeera, las autoridades confirmaron la muerte de al menos ocho personas mientras que otras 28 resultaron heridas en la “estampida humana”, cuando la multitud de atropelló al intentar ingresar al lugar de la repartición, el Centro Olímpico de Desarrollo Juvenil.

Previamente, las autoridades habían solicitado a la iglesia el cese de las reparticiones. Sin embargo, “miles de ellos permanecieron con la esperanza de que se reanudara la repartición de alimentos”, mientras solicitaban al presidente, Edgar Lungu, que pidiera a los molineros disminuir los precios de los costos de la maicena.
Zambia es un país afectado, como la mayoría de las naciones africanas, por la sequías severas, que destruyen las cosechan y retrasan el periodo de cultivo. Durante semanas, la mayoría de las familias (alrededor de un 42 por ciento) se ven limitadas a hacer sólo una comida al día como mecanismo de supervivencia, sobretodo durante los periodos de escasez de plantíos.

El Programa de Alimentación Mundial (WFP por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas, advierte que en Zambia, inmerso en el continente más pobre del mundo, el 15 por ciento de los niños padecen de desnutrición y 350 mil personas sufren de inseguridad alimenaria, es decir, no tienen acceso “regular” a suministro de alimentos sanos.
Las organizaciones que envían asistencia alimentaria tienen como destino principal las naciones africanas y cuando aterrizan son recibidas como un milagro ambulante, aunque algunos ciudadanos no pierden la oportunidad de organizar embates para arrebatar el poco alimento que pudieron atrapar. La desesperación es un enemigo brutal.

Los testimonios que dieron los zambianos presentes en la estampida para medios locales e internacionales coinciden en una cosa: ya no les alcanza para comprar lo más elemental como harina, aceite para cocinar e incluso, sal. Es por eso que se dan cita en todas las convocatorias de repartición que topan y desde el 2015 esperan esas reparticiones con más desesperación, pues una sequía asecha a la mayoría de los países sureños del continente.

Sea como sea, la población infantil está siendo la más afectada por la escasez de alimentos y la desnutrición, provocando que un 40 por ciento de ellos presenten un lento crecimiento en comparación con su edad.

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