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Encontramos reales brasileños en Cultura Colectiva

Es viernes a las 4 de la tarde, y, a pesar de que cada vez se siente más cerca el fin de semana, aún restan tres horas para salir en las oficinas de Cultura Colectiva, nuestra casa buena onda de 10 a 7. Como en típica oficina creativa de la ciudad de México, los lugares

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Es viernes a las 4 de la tarde, y, a pesar de que cada vez se siente más cerca el fin de semana, aún restan tres horas para salir en las oficinas de Cultura Colectiva, nuestra casa buena onda de 10 a 7.

Como en típica oficina creativa de la ciudad de México, los lugares de los que aquí trabajamos no son precisamente los más ordenados; el cuadrito de cada uno guarda todas las cualidades para ser un espacio de supervivencia en casos de riesgo: no salir a comer, olvidar el cargador de tu compu o no cargar con audífonos, por nombrar algunos. Pues es posible hallar un envoltorio de galleta con una que te sobró del café de ayer, tomar “por descuido” el cargador del de junto o darle hogar a los objetos perdidos sobre la mesa (plumas, libretas, audífonos, marcadores, usb).

Por ello, cuando hoy una de las chicas preguntó con toda la honestidad de quiénes eran unas moneditas doradas, nos miramos unos a otros para saber a quién pertenecían. Porque eso sí, en la mesa que compartimos puede haber todo lo que se imaginen, pero dinero, jamás. Después de ver que, además de “sin dueño”, no eran monedas nacionales, les perdimos el interés para que pagaran el munchis de la tarde, y decidimos utilizarlas para lo que se ocupan las moneditas y los centavos: para la suerte. Seguro más de una (la mayoría somos mujeres) pidió algo con relación al amor, y los deseos normales de la gente común: que no llueva a la hora de la salida, que salga plan en la noche, que supere el fin con lo que traigo en la cartera, y que gane la Selección en el Mundial (aquí destinamos varias moneditas).

La chica de mi lado derecho (la más listilla) no pudo más con la duda y, gracias a ella y Google, supimos que las moneditas son reales brasileños. Tampoco es que paguen nuestro viaje al Mundial (ni podemos ir), pero, ya saben, nos dio entre miedo y buena onda que aparecieran en nuestra salvaje mesa de trabajo. No faltó el típico comentario: ¿qué significará? Nosotros decimos que viernes más Mundial: es una señal.