En Medellín no quieren saber nada de Pablo Escobar. No soportan que se les siga estigmatizando por las actividades del capo al frente del Cartel de Medellín.
A más de veinte años de su muerte, la figura de Escobar continúa trayendo problemas a las autoridades colombianas que en esta ocasión quieren acabar con el que fuera el cuartel del narcotraficante colombiano en la década de los ochenta.
El “Mónaco”, edificio que construyó Pablo Escobar y que sirvió para resguardarlo, podría ser derribado luego de una iniciativa lanzada por Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín.
Admirado, idolatrado y venerado por muchos que incluso han querido imitarlo, Pablo Escobar no deja de hacer ruido aún cuando murió hace 24 años. Para las autoridades esto resulta molesto, sobre todo cuando se saca provecho económico de una figura que hizo mucho daño a Colombia.
Entre los argumentos de Federico Gutiérrez para lanzar esta iniciativa, se encuentran los “narcotours”, operados generalmente por taxistas que cobran a los turistas por conocer “un símbolo de la violencia”.
Según el portal de noticias El Colombiano, Gutiérrez Zuluaga desea que sean las víctimas quienes cuenten la historia y no aquellos que sacan provecho económico de esto. “Nos hemos equivocado como ciudad. Hay temas que son símbolos para quienes quieren ver lo que pasó con Pablo Escobar y convierten los espacios de tributo a estas personas que hicieron tanto mal”, sentenció el alcalde.
Las víctimas son las que merecen ser reconocidas y no personajes como Escobar, según Gutiérrez, por lo que en caso de ser demolido el antiguo cuartel del Cartel de Medellín, se construirá un parque en honor de los afectados, incluidos policías, militares, civiles y jueces que fallecieron durante la época de violencia que encabezó Pablo Escobar Gaviria.
El camino para quitarle a Medellín la etiqueta de la casa del narcotráfico ha sido bastante sinuoso. Las autoridades quieren que se deje de venerar al narcotraficante, sí, pero que se les deje también de relacionar con él para siempre.
Otra de las cosas que Federico Gutiérrez evitó es que la policía tuviera su sede inteligente en este edificio. Al ser controlado por las fuerzas de seguridad, se pretendía que la policía de Medellín tuviera ahí sus oficinas centrales, pero se negó rotundamente.
Si van a reconocer a Escobar, que también recuerden el trabajo que hicieron las autoridades para atraparlo.
En declaraciones recopiladas por el diario español El País, Gutiérrez dijo que “así como ese pasado oscuro se convirtió en un símbolo de ilegalidad, ahora Medellín es un símbolo de legalidad. Cambiar y derrumbar esos símbolos del terror es importante para cualquier sociedad. Si uno no cuenta la historia, la cuentan por uno”, sentenció el alcalde de Medellín.
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