Desde las revoluciones socialistas que terminaron en dictaduras impuestas, hasta el fin de las represiones y el inicio de las transiciones democráticas en los pueblos de América Latina; Cuba es el único país que hasta la fecha ha mantenido un Estado totalitario desde la revolución de 1959.
Sin embargo, el tiempo es el único insurrecto que terminará con la dinastía castrista.
El país novato en procesos electorales para elegir el representante del poder ejecutivo, lanzó el miércoles una convocatoria democrática nunca antes vista en la isla, que concluirá en febrero del próximo año con la salida de Raúl Castro del poder.
En medio del nerviosismo cubano sobre la decisión del presidente Donald Trump sobre las medidas diplomáticas y comerciales que tomará con la isla, los cubanos confían en su inigualable y desconocido mecanismo democrático que es cien por ciento ciudadano y sin intereses partidistas de por medio.
Raúl Castro anunció que abandonará el cargo por motivos de salud tras dos periodos consecutivos que lo mantuvieron en el poder desde el 2008 y después del deceso del líder revolucionario y hermano, Fidel Castro.
La transformación social, política y económica del país se vive ahora, desde la reapertura de relaciones bilaterales con su “viejo enemigo ideológico”, Estados Unidos, el status quo pretende sucumbir tras 58 años de régimen comunista.
Contexto histórico
Durante la crisis de los misiles (1962) Cuba desempeñó un papel tan importante que ningún otro país latinoamericano ha podido igualar. Los ojos del mundo se postraron en la isla caribeña tras desafiar al llamado imperio de las amenazas expansionistas, aliado de la Unión Soviética, Cuba avivó la Guerra Fría tanto como Corea o Vietnam en su momento, hecho que para los caudillos, la ”Revolución triunfó sobre el Imperio”.
Durante las últimas tres décadas, la Casa Blanca siempre descalificó (junto con sus subordinados ideológicos) el sistema unipartidista dominante, como muestra de su fracaso ante el régimen castrista, sin embargo los hechos hablan por sí solos. A pesar de que Cuba sufre de rezago financiero donde las carencias básicas están a la orden del día, su población es letrada, incluyente, igualitaria que cuenta con los mejores médicos del mundo y donde la cultura alcanza niveles estratosféricos, envidiables para cualquier otro país que pretenda impulsar su desarrollo a través de un nacionalismo mesurado.
Sistema político-electoral actual
El partido Comunista Cubano tiene prohibido postular candidatos ya que su misión única es orientar el proceso de las transformaciones sociales bajo la misma primicia política. Los únicos indicios electorales que existen actualmente en la isla son candidatos postulados por la población, donde los aspirantes son electos por sufragio universal, para ser electos deben contar con más del 50 por ciento de los votos generales con segunda vuelta incluida. La votación es voluntaria, secreta e individual.
Evidentemente los candidatos no aspiran a gobernar el país, sino que son electos para trabajar como funcionarios públicos. El máximo órgano que rige y supervisa los comicios son las Asambleas del Poder Popular que existen a nivel municipal, provincial y nacional. Al entrar en funciones, los electos son supervisados por los Consejos Populares formada por ciudadanos electores quienes toman decisiones gubernamentales y administrativas para evaluar el desempeño de los servidores públicos.
El mismo proceso se hace para elegir las diputaciones quien en su mayoría son civiles sin grandes conocimientos legislativos, ganan un sueldo como el de cualquier otro, no tienen privilegios y pueden ser revocados en cualquier momento por sus electores. Para determinar a los miembros del Consejo de Estado o consejeros del régimen Castrista, la Asamblea Nacional, controlada por el poder central (Raúl Castro) determina libremente sin ninguna regulación o filtro a los integrantes.
Los electores pueden no votar por nadie, o votar por algunos, o votar por todos los candidatos. Para los expertos en política cubana, los que votan por todos a la vez son fieles partidarios del régimen castrista, los cuales representan una buena cantidad del electorado. Por su parte los que anulan su voto o no apoyan a nadie, representan la oposición social al sistema que por lo general son las generaciones más jóvenes.
La primera y única vez que se aplicó un sufragio universal en la isla (sólo a nivel municipal), fue en 1993 cuando la revolución y el régimen castrista vivieron una crisis estatal por el empoderamiento de Estados Unidos en el mundo tras la caída de Unión Soviética.
¿Qué sigue?
Mucho se ha estigmatizado el sistema político cubano como una dictadura que se mantiene a costa del pueblo, sin embargo la percepción democrática es errónea. El sufragio universal emana del pueblo. Es cierto que la participación electoral es mínima, pero el poder no limita ni anula la actividad política incluyente fomentando una democracia participativa.
La rendición de cuentas es transparente y la corrupción es prácticamente nula, contrario a lo que sucede en la mayoría de las democracias occidentales que tanto critican el sistema político cubano y que ignoran la participación ciudadana en la isla.
La lección que podría dejar Cuba al mundo es dejar a un lado la suposición y el estigma de un país forjado por una cultura y una transición inédita en la historia contemporánea. La pronta reapertura de la isla al mundo podría abrir nuevos caminos de progreso y unidad en los pueblos de América Latina, valores que nos deja la rica herencia revolucionaria de Cuba.
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