Efraín Huerta se consideraba “el orgullosamente marginado, el proscrito”, comprometido, como todo artista auténtico, con su propia conciencia. El poeta de la rebeldía, cuya obra recupera cada vez más la fuerza expresiva al paso del tiempo, es, también, el poeta del amor.
Para conmemorar el centenario de Efraín Huerta, el poeta de la ciudad de México, varios recintos, calles y plazas de esta capital acogen actividades literarias, promoción y disertación sobre su obra.
El homenaje a El Gran Cocodrilo se suma a los centenarios de los escritores Octavio Paz y José Revueltas, los que se iniciaron con los festejos dedicados al autor de El laberinto de la soledad hace unas semanas.
Efraín Huerta (1914), poeta, periodista profesional y crítico cinematográfico, perteneció a la llamada “Generación de Taller”, agrupación marcada por la guerra española. Su poesía, algunas veces revolucionaria y otras “tierna”, está impregnada de sentimientos extremos que fluctúan entre la protesta y el amor. De sus libros publicados, entre otros, se encuentran: Fábula, Géminis, Metáfora y Pájaro Cascabel.