Otro crimen contra un comunicador y como si se tratara de un ajuste del narcotráfico en México, ocurrió en Perú. El cuerpo del periodista José Yactayo Rodríguez apareció dentro de una maleta en la región agrícola de Andahuasi, al norte del país.
Se desconocía el paradero del periodista desde el 25 de febrero pasado y su cadáver lo encontró un vigilante de terrenos propiedad de una azucarera, al acercarse a un objeto que vio se quemaba dentro de sus tierras, dedicado a la siembra de caña de azúcar.

La Policía Nacional de Perú acudió al sitio, realizó pruebas dactilares del cuerpo abandonado dentro de la maleta y determinó que correspondían al comunicador.
Las últimas personas que vieron con vida a José Yactayo fueron sus amigos, quienes esa noche terminaron una reunión y lo dejaron cerca de su domicilio, en el distrito de San Luis.

Uno de sus amigos, el también periodista peruano Beto Ortiz, declaró que los captores y asesinos se dedicaron a mandar mensajes desde el teléfono celular de Yactayo Rodríguez, haciéndose pasar por él.
De acuerdo al portal La Republica.pe una de las teorías sobre el crimen apunta a que sus asesinos pretendieron incinerar el cuerpo desmembrado, para que nunca dieran con su paradero, pero la lluvia no lo permitió.El primer error fue pensar que ese campo nadie lo visitaba, cuando el empleado descubrió entre el cañaveral la maleta con los restos humanos dentro, así como la lluvia fuera de temporada que apagó el fuego y permitió que la mano derecha del periodista no sufriera ningún daño.

Dentro de la maleta los policías descubrieron el tórax y brazos del periodista, aunque revelaron que entre los restos no estaban ni la cabeza o las piernas.
Pepe Yactayo era un hombre soltero, no tenía hijos y vivía en el mismo edificio donde vivía su madre, en el distrito de San Luis.

La muerte de Pepe, como le decían con cariño sus colegas, provocó fuertes protestas en las redes sociales de parte del gremio periodístico en Perú y presionó para que el grupo de élite de la División de Homicidios atrajera la investigación.Además, los asesinos se quedaron con el teléfono de Pepe, que permitiría en un descuido poder localizarlos, ubicar el desplazamiento o hasta rastrear el equipo si se deshicieran de éste. Por el tipo de crimen, la policía peruana apunta a que fueron varios los autores del homicidio.

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