La filtración de las grabaciones que uno de los biógrafos del magnate realizó cuando estaba escribiendo sobre su vida, ha permitido escuchar los verdaderos miedos de Donald Trump. En las últimas dos semanas de la campaña, su forma de comportarse podría ser explicada por su temor a ser “un perdedor”.
Michael D´Antonio ganó el Premio Pulitzer, el más respetado galardón periodístico otorgado en Estados Unidos, gracias a un extenso y profundo reportaje sobre Donald Trump. El biógrafo tuvo acceso exclusivo a la vida del magnate. Pero también pudo sentarse a conversar con él durante varias horas.
El New York Times obtuvo las grabaciones (hasta cinco horas de extensión) en las últimas semanas, y ha entrevistado a D´Antonio en el podcast especial del periódico sobre las elecciones.
En los primeros meses de 2016, la campaña de Clinton también obtuvo fragmentos de esas conversaciones, las cuales utilizó para atacar al que en ese momento parecía un candidato poco serio para ganar la nominación del Partido Republicano.
El biógrafo, que tuvo una relación cordial con Trump a lo largo de varios años, se ha manifestado en varias ocasiones contra su candidatura y ha dejado claro su desacuerdo con los puntos de vista de su campaña.
El principal temor de Trump, según revelaron los audios, es la derrota; el fracaso. De hecho, uno de los “insultos” más repetidos en la cuenta de Twitter del candidato es el de “loser” (“perdedor” en inglés).
La terrible exigencia de su padre para sobresalir en el mundo de los negocios, así como la propia construcción de su imagen (la de un tipo “ganador” que nunca sufría una caída) propiciaron esa sensación de que lo peor que le puede pasar a una persona es perder. En lo que sea.
Su actitud en las semanas finales de la elección, donde ha acusado a los medios de “una conspiración” con el colegio electoral para que él nunca pueda triunfar, reflejan el pánico que tiene de no cumplir con las expectativas.
Su otro gran miedo es el de pasar desapercibido. Trump se alimenta del ego. Por ejemplo, sus edificios llevan su apellido en letras doradas gigantes. Sus grandes vestíbulos tienen cuadros gigantes con su imagen. Ha usado el dinero de su fundación (enfocada para llevar a cabo labores de caridad) para pagar exclusivos retratos de sí mismo.
Es por eso que, para poder satisfacer el placer de ser él mismo, necesita que los medios le pongan atención. De sobra es reconocida la capacidad del millonario de llamar la atención a toda costa. El mantra de su campaña durante las elecciones primarias fue el de “toda publicidad es buena, incluso la mala publicidad”. Algo que terminó afectándole en los meses finales.
Algunos expertos creen que el último mes y medio de las campañas ha sido usado por su equipo para salvar la marca Trump más que intentar ganar las elecciones. Pero el candidato está obsesionado con salir en la televisión. Las personas más cercanas dicen que pasa todo el día viendo los canales de noticias para saber si hablaron de él y después insultarlos o elogiarlos en su cuenta de Twitter de acuerdo a cómo hablaron de él.
El tercer gran temor está relacionado directamente con las mujeres. Trump considera que un hombre no puede estar en una posición de fragilidad o debilidad frente a una mujer. Considera que es una afrenta que eso suceda.
Es por eso que, según algunos expertos en Psicología, el acoso que ha sido revelado en las semanas pasadas por varias mujeres contra el magnate tiene que ver con eso: un hombre que refleja sus miedos e intenta imponerse, incluso de manera violenta, de ser necesario.
Por ahora, la peor pesadilla de Trump se está cumpliendo: una mujer, de entre todas las posibilidades, está a punto de derrotarlo en las elecciones. Y lo hará frente al público que el neoyorkino siempre soñó: el mundo entero.
*Con información de: The New York Times, National Public Radio, Político.