Es un personaje polémico y conservador. Su consigna es no permitir que los niños reciban educación sexual que va más allá de la tradicional, esa que sólo puede entender a los heterosexuales y las familias conformadas por mamá, papá e hijos.
Su nombre es Juan Dabdoub, el presidente del Consejo Mexicano de la Familia. Tomó relevancia a mediados de junio de este año porque trajo a nuestro país una iniciativa que nació en España y fue bautizada como “el autobús de la homofobia” por todos sus detractores.
El día martes 4 julio Juan Dabdoub daba una entrevista en el municipio de Tepatitlán, en el estado de Jalisco, cuando se vivió un episodio más de su intolerancia; una mujer lo increpó y él esquivó los cuestionamientos tapándole la boca.
“Si ustedes ven el video, los dos levantamos la mano, yo desafortunadamente tengo la mano muy larga, y le alcancé a decir espérate, y ahí hubo contacto, pero no era la intención definitivamente callarla”, se justificó el presidente del Consejo Mexicano de la Familia en conferencia de prensa. “Ya habíamos platicado con ella un buen rato, entonces no estamos en contra de ellos, incluso creo que somos la primera agrupación que establece un diálogo con la comunidad LGBT”.
Además de la conferencia, el Consejo Mexicano de la Familia emitió un comunicado para dar su versión de los hechos.
El incidente que trató de justificar Dabdoub quedó registrado en video porque la conferencia de prensa improvisada que ofreció en Jalisco fue transmitida en vivo por la página de Facebook del portal Semanario 7 días. El presidente del Consejo Mexicano de la Familia explicaba los objetivos de llevar a Jalisco “El Autobús de la Libertad”.
El Consejo Mexicano de la Familia rechazó la declaración de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en la cual se pide a los países que la conforman que hagan las legislaciones necesarias para otorgar el derecho al matrimonio igualitario.
El 14 de junio la Ciudad de México fue la sede del inicio de esta “gira” con la cual se pretende que las ciudades “tomen en cuenta el derecho de los padres a educar a los hijos conforme a sus convicciones morales y religiosas”, aunque esto implique fomentar una educación que discrimina a la comunidad LGBTI.
El autobús recorre las principales avenidas de las ciudades que visita para difundir su mensaje, situación que los vuelve vulnerables a las quejas y protestas que no están de acuerdo con que se haga eco a un pensamiento retrógrada que, lejos de pedir respeto, agrede a las personas que logran entender y aceptar las diferencias de cada individuo.
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