Se alcanza a ver al final del pasillo. Las luces neón la alumbran 23 horas al día, muchas veces hasta las 24 horas. Está delimitada por espacios muy pequeños y la conforman apenas seis celdas solitarias. Cada puerta tiene apenas una ranura en donde se pasan los alimentos a los reos. Es la 10 South, el ala de máxima seguridad en la que Joaquín “El Chapo” Guzmán se encuentra recluido en el Centro Correccional Metropolitano, en Manhattan.
«Es peor que la bahía de Guantánamo», declaró para el New York Times un hombre acusado de terrorismo que estuvo preso en ambas cárceles. No pueden tener contacto con nadie, aunque eso se vuelve imposible porque están sumamente vigilados. Las condiciones en las que se encuentran presos como Guzmán, incluso, han sido criticadas por Amnistía Internacional.
En este lugar que, según David Patton, director ejecutivo de la Oficina de los Defensores Federales de Nueva York, «está diseñado para volver loca a la gente de manera intencional», las solicitudes del narcotraficante mexicano fueron escuchadas y próximamente podrá hablar por teléfono con sus familiares, entre ellos sus hijas más pequeñas, y un sacerdote.
*Foto: New York Times.
En la 10 South, las celdas son monitoreadas por cámaras y los presos como Guzmán, nunca salen al aire libre. Diariamente tienen una hora en una sala pequeña en la que tienen momentos de recreación en una caminadora o una bicicleta fija. Les llegan periódicos y revistas con un mes de retraso y muchas de ellas recortadas intencionalmente para que no se enteren sobre lo que pasa afuera de su solitario cuarto.
Apenas en abril, los abogados de El Chapo expresaron sus quejas a través de una serie de documentos en las que reclamaban que el mexicano era el recluso más vigilado en Estados Unidos y que no le había sido permitido tener contacto alguno con sus familiares. Ahora, meses después de todas esas solicitudes, Guzmán podrá tener una llamada mensual con una duración de 30 minutos a alguno de sus familiares, siempre y cuando facilite sus números y comprueben sus identidades.
*Foto: New York Times.
Joaquín Guzmán podrá no sólo hablar por teléfono con sus familiares sino también podrá ver a un sacerdote y además recibir libros y revistas en esta cárcel de Nueva York, según declaraciones de Eduardo Balarezo, abogado del narcotraficante. «Como cualquier otro acusado, al señor Guzmán se le presume inocente. Hasta ahora el sistema le ha tratado como si fuese culpable antes de que se haya presentado la más mínima prueba en su contra y haya sido evaluada por un jurado», aseguró en un comunicado.
Lo único que quiere tanto Guzmán como su defensa es «que se den los mismos derechos y privilegios que a cualquier otra persona inocente. Está deseando poder simplemente comunicarse con su familia e hijas pequeñas». Además, el abogado solicitó que El Chapo pueda verse con un religioso que conozca y que hable su idioma y no con un extraño.
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