El presidente ruso Vladimir Putin anunció este jueves un nuevo acuerdo de cese al fuego nacional entre el régimen sirio y los grupos rebeldes, aunque algunos escépticos consideran que no toda la oposición fue incluida.
El pacto iniciará la medianoche (hora local) de este jueves. Turquía, que apoya a la facción contraria al presidente Assad y por tanto a los rusos, es uno de los países que confirmó el acuerdo.
El grupo rebelde estuvo representado por un Comité de Altas Negociaciones, que fue reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como la principal organización opositora del régimen sirio, confirmó su participación y visto bueno en el acuerdo.
Los grupos terroristas, tales como el Estado Islámico (ISIS) no están contemplados. El problema con ello es que las partes involucradas consideran a varios grupos legítimos, como la Unidad de Protección Popular Kurda, fuera de un acuerdo. Los kurdos son los que más han peleado contra el ISIS en el norte de Siria y controlan varios territorios en la zona, cerca de la frontera con Turquía.
Putin fue uno de los que describió el acuerdo como “frágil”, pero es la primera vez que se consigue un pacto así desde que inició la guerra en 2011, cobrándose varios cientos de miles de vidas y millones de desplazados.
Durante los últimos días, el acuerdo pasó sus momentos más duros: la muerte del embajador ruso a manos de un turco en un evento de arte a principios de la semana pasada hacía pensar a la comunidad internacional que ninguno de los países involucrados, tanto Rusia como Turquía, participaría en un acuerdo de este tipo.
La semana pasada, después de una cruenta batalla en Alepo, la otrora capital económica siria, régimen y opositores iniciaron una tregua, que se rompió momentáneamente para ser restablecida por completo unos días después, para “liberar” y trasladar a los civiles que quedaban en el lugar.
Los civiles, que habían denunciado su situación en redes sociales, fueron transportados a ciudades vecinas, aunque algunos visitadores y observadores advirtieron que la tragedia humanitaria de Alepo –y de Siria en general– no terminaba con los desplazados en un lugar “menos inseguro”.
La guerra de Siria es la crisis humanitaria más importante desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
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