Ante la oleada de intolerancia, división social y étnica en Estados Unidos tras la llegada de Donald Trump a la presidencia, los derechos de los sectores hispano e indígena nativo, principalmente, se han visto embestidos por la serie de políticas aislacionistas y excluyentes del republicano.
Sin embargo, en medio de la tempestad surge, en el remoto estado de Idaho, al noroeste del país, una candidata a la gubernatura de origen nativo-americano. demócrata, progresista, mujer rural, y anti-Trump. Su nombre es Paulette Jordan, tiene 37 años y es miembro de la ancestral tribu indígena de Coeur d’Alene.
Sus ascendientes son un grupo de jefes tribales, característica racial en la que Jordan se apoya para perfilarse para ser la primer gobernadora indígena en la historia de Estados Unidos. Ella considera que su liderazgo e identidad son sus mejores armas para desenvolver su retórica en la política:
Mis principales prioridades políticas son la protección y conservación del medio ambiente, la correcta administración de la tierra y la protección de las minorías sociales a toda costa. Esto identifica a los pueblos indígenas americanos.
Contra la privatización de la tierra
Desde que Trump anunció que quitaría los candados legales para vender propiedades federales como el del estado de Utah, donde pretenden adueñarse compañías de gas y petróleo, Jordan está decidida a defender la conservación de territorios protegidos para el beneficio de los lugareños y de la naturaleza.
Tenemos a este presidente que pretende destruir santuarios naturales para extracciones petroleras y beneficiar a sus colegas millonarios. Eso no sólo es ilegal, sino que va en detrimento de la gente.
Jordan está inspirada políticamente en su estilo de vida rural y con un contacto cercano con la naturaleza de las extensas planicies de Idaho. Es precisamente de ahí donde nace su convicción en proteger el medio ambiente. «Mi familia es una de agricultores que todo el día trabajan al aire libre», explicó.
Carrera por la gubernatura
Por ahora Jordan es precandidata demócrata, por lo que debe competir primero contra el empresario Boise AJ Balukoff, quien disputó la gubernatura la última elección y salió perdedor contra el republicano Butch Otter, quien no buscará la reelección este año en un estado que es considerado como uno de los más conservadores y tradicionalistas del país. Sin embargo, las opciones progresistas y desdeñosas del conservadurismo que ofrecen los demócratas en Idaho son bien aceptadas por la sociedad.
A pesar de que Jordan se autodenomina de izquierda, es muy bien vista por la opinión pública local por su imagen renovada, atípica de un político de Idaho. Pretende apoyar la igualdad de género y regular el uso de armas de fuego sin abolir la ley ya que dice respetar los derechos de los propietarios legales de armas.
Jordan aún debe superar las primarias para aspirar a la gubernatura. (Foto: Indian Country)
En caso de que Jordan gane la primaria, se enfrentaría, muy probablemente, al republicano y conservador Raul Labrador, quien pidió licencia en el Congreso para competir por Idaho. Labrador es una figura pública polémica por vinculársele (sin pruebas) con grupos racistas de supremacistas blancos, como “Las Naciones Arias”, la más radical del estado y una de las más infames del país.
Dichos extremistas conservadores han arremetido contra grupos indígenas del estado, ahuyentándolos de distintas comunidades rurales, sin embargo, no dejan de ser una minoría a pesar de estar en un estado conservador.
Ante estos obstáculos, Jordan tendría fuertes desafíos al ser la primer mandataria estatal de origen indígena que lucharía contra la desigualdad e intolerancia étnica, la retórica excluyente y xenófoba de Trump, los racistas locales y los grandes corporativos que buscan las riquezas federales para la explotación de recursos naturales.
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