El fotoperiodista Bernandino Hernández capturó una imagen que muestra una escena típica entre los rotativos mexicanos, la constante violencia que carcome las entrañas de la ciudadanía ante los innumerables muertos que deja la batalla contra el narcotráfico en el país.
Hernández trabaja para la agencia Cuartoscuro, Associated Press y el semanario Proceso. El pasado jueves a Hernández le tomó un segundo capturar el dolor que se vive en el convulso estado de Guerrero. En su fotografía se puede observar a tres menores de edad y un adulto muertos en un predio de la comunidad de El Zapote, perteneciente al municipio de Coyuca de Benítez.
* Foto: Cuartoscuro
Según autoridades, el pasado martes atendieron una llamada de alerta sobre cuatro cadáveres que aparecieron en el kilómetro 46+600 en la localidad de El Zapote. Al lugar llegaron agentes policiales y prensa local. En ese instante, a plena luz del día, Hernández observó a cuatro cuerpos, la pose de uno era escalofriante, la playera de la Selección Mexicana sobresalía con la palabra «México» en su espalda, junto a la pared llena de sangre de las víctimas.
En entrevista con Carmen Aristegui, el fotoperiodista dijo que esta imagen es la confrontación de la realidad del país. «Fueron tres niños, de alrededor de 14 a 17 años, o hasta 18 años. Tres de ellos, niños, y el cuarto era una persona de entre 25 y 40 años más o menos […] Ya es un hecho muy violento en todo el estado de Guerrero que se está viviendo desde hace años, y pues ya es el grito de “Auxilio México, ¡Despierta!”» (sic).
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Bernardino Hernández lamentó este tipo de hechos violentos que deberían dejar una reflexión entre la ciudadanía que celebrará la Independencia de la nación estos días. «Es gritar “¡Despierta México!” en vez de “viva México” por los hechos en toda la República».
Este homicidio se produjo un día antes de que autoridades en Veracruz localizaran tres cadáveres decapitados en Xalapa. Los cuerpos se encontraron en una de las avenidas más concurridas de la ciudad, en las imágenes se puede ver los restos envueltos en bolsas negras con cinta canela, mientras que las cabezas se encontraron a un costado entre sombreros mexicanos.