«Primo, te fuiste justo después de ayudar a muchos en el terremoto. Nos duele inmensamente tu partida. Gracias por tanto. Abrazo hasta el cielo», escribió en su cuenta de Twitter Armando Regil, conferencista de TED, para informar del fallecimiento de Leo, un brigadista que pasó sus últimos días salvando vidas tras el 19-S y que fue asesinado de un balazo durante un asalto armado.
«Apenas hace unos días estabas rodeado de tantos héroes anónimos que, como tú, ayudaron incansablemente con una sonrisa, llenos de vida y de luz buscando vidas bajo los escombros».
Leo, profesionista de 44 años y padre de familia, ayudó a las víctimas del sismo pero falleció el pasado 9 de octubre a consecuencia de las heridas que provocó el impacto de bala durante un asalto a mano armada al que intentó resistirse, mientras caminaba por las calles de la Ciudad de México.
A través de la página Nación 321, Armando escribió una carta para despedirse y manifestar el dolor que lo invade por el homicidio doloso y recordó a su primo como un héroe que demostró la solidaridad con los damnificados.
«Pasaste de ser rescatista a ser víctima, no por un desastre natural sino por la maldad de otra persona».
La partida de Leo provocó que familiares y amigos realizaran una cadena de mensajes llenos de tristeza, dolor e impotencia para exigir justicia. Una de las principales promotoras de la iniciativa es la escritora Pilar Lecanda.
«Quiero que sepas, tú asesino, que si te hubieras encontrado atrapado entre los escombros, Leo habría dado la vida por salvarte. Esa es la diferencia entre un hombre bueno, íntegro, respetable, y tú…»
Leo Ruiz reaccionó desde el primer momento del sismo de 7.1 grados en la escala de Richter que azotó el centro y sur del país, él participó en el rescate de personas cuando colapsó un inmueble entre las calles Gabriel Mancera y Edimburgo en la colonia la colonia Del Valle perteneciente a la delegación Benito Juárez.
El pasado 19 de septiembre, Leo entregó el alma para remover escombros, lloró al ver un escenario de polvo y muerte, pero también levantó las manos, cerró los puños y continuó la ayuda para salvar a completos desconocidos.
«Querido Leo, hoy, México necesita muchos más mexicanos como tú. Honraré tu vida buscando y rescatando a toda persona que encuentre necesitada, a todo mexicano que esté sufriendo bajo los escombros de la pobreza, la injusticia, la corrupción».
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