Apenas amanecía el domingo 6 de agosto cuando Erika llegó corriendo a las puertas del Hospital General de Tijuana. En sus brazos llevaba a la pequeña Valentina ‘N’, su hija de apenas 11 meses de edad. La niña respiraba con dificultad y el aspecto de su cuerpo reflejaba un evidente maltrato físico.
La mujer gritaba a los médicos que su caso era de urgencia y ellos no repararon en darle el acceso al lugar al observar impávidos que Valentina, de pies a cabeza, estaba llena de pequeños coágulos de sangre y muchas manchas moradas, verdes y rojas.
Valentina llegó con los huesos del pómulo destruidos, con sus pulmones dañados. Sus brazos y sus glúteos presentaban marcas de mordidas. Después de cuatro días agónicos, la pequeña falleció tras habérsele declarado muerte cerebral. Con un «yo no fui», Erika se deslindó ante las autoridades de toda responsabilidad por la muerte de su propia hija.
*Foto: BBC.
Cuando los médicos se dieron cuenta de lo maltratado que estaba el cuerpo de Valentina, el personal médico reportó el caso a Trabajo Social y se inició el protocolo que las propias instituciones tienen ante la posible responsabilidad de los padres o los tutores, por maltrato a menores.
Antes de morir Valentina, Erika pidió ver a su hija, algo que dentro del protocolo utilizado por los médicos, está prohibido. Un día después de haber ingresado a la pequeña al hospital, Erika fue arrestada por oficiales de la policía de Tijuana. Fue justo en ese momento cuando ella, con las manos arriba, dijo convencida: «yo no fui».
Aunque a Erika la llevaron al Ministerio Público para rendir su declaración, ella se negó aludiendo a su derecho a guardar silencio, por lo que de manera oficial no hay ninguna reconstrucción de los hechos sobre quién y por qué golpeó a Valentina a tal grado de causarle la muerte.
*Foto: Jornada ABC.
El corazón de Valentina dejó de latir el 9 de agosto, cerca de las once de la noche. A pesar de que la Procuraduría General de Tijuana cambió el delito a lesiones por homicidio, Erika quedó en libertad a falta de reunir pruebas que ayuden a dar con el culpable.
La fiscalía averigua quién es el responsable de la muerte de la pequeña Valentina. No sólo Erika es investigada, también lo son su padre y algunos de los familiares de la bebé quien se sumó a la estadística que azota a Tijuana desde el 2016, cuando se registraron once ingresos a la Unidad de Urgencias Pediátricas, todas relacionadas con maltrato infantil.
Al menos en lo que va de este 2017, en Tijuana, son dos los casos de fallecimiento por este lamentable motivo, incluida Valentina.
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